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¿Llegó el hombre a la Luna?

A las 21,18 (hora española) del 20 de Julio de 1969 el módulo Águila de la misión Apolo 11 se posaba plácidamente en la superficie de la Luna

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En 1961 el presidente Kennedy aseguró en un discurso a la nación que en aquella misma década los Estados Unidos pondrían un hombre en la Luna. Efectivamente, en competencia con la URSS, en Julio de 1969 EEUU consiguió realizar la hazaña de situar al hombre en Luna. Al menos eso es lo que el mundo vio a través de la televisión. En las imágenes televisivas se apreció que el módulo Aguila de la misión Apolo 11 alunizó en la zona denominada Mar de la Tranquilidad, aunque justamente antes de posarse en la superficie se cortaron las imágenes, por lo que realmente no se vio el momento en que el módulo ponía sus patas en el terreno lunar. La imagen se restableció cuando ya el módulo había alunizado.
Horas después el comandante Armstrong descendió con cierta parsimonia ceremonial por las escaleras del Águila y fue el primero en pisar el suelo lunar. Le siguió su compañero Aldrin, mientras Collins circundaba la Luna en las alturas, dentro del Apolo 11. Para el mundo entero, incluida la URSS, y para las estaciones de seguimiento desplegadas por todo el planeta, el hombre sí había llegado a la Luna. Sin embargo muchos, entre ellos no pocos científicos, se preguntan si en verdad alcanzó el hombre la Luna en 1969 o fue todo un espectacular montaje realizado en un estudio cinematográfico y por consiguiente un engaño a escala mundial, lo que supondría que las estaciones de seguimiento y la propia URSS habrían sido engañadas.

El primer problema que aducen los científicos escépticos para asegurar que fue imposible que el Apolo 11 llegara a la Luna, así como también les hubiera sido imposible a misiones precedentes circundar el satélite, es que los cinturones terrestres de Van Allen impiden el paso de cualquier artefacto lanzado al espacio. Estos cinturones, descubiertos en 1958 por James Van Allen, son unas inmensas capas o zonas altamente radiactivas que rodean toda la Tierra, a excepción de los polos. El primer cinturón se sitúa entre los 1.000 y los 5.000 kilómetros de altura. El segundo, entre los 15.000 y los 20.000 kilómetros. Se da por entendido que cualquier nave que atraviese uno de estos cinturones es automáticamente desintegrada, a no ser que ascienda al espacio exterior a través de los polos, que hasta ahora no ha sido el caso de ingenio espacial alguno.    
Además de las estaciones de seguimiento, con sus antenas y radiotelescopios, estaban pendientes de todo el proceso de lanzamiento los observatorios astronómicos y miles de radioaficionados, aparte de los miles de millones de televidentes que no quisieron perderse tan histórico acontecimiento. Había también equipos especiales montados en barcos y aviones. La nave Apolo 11 era, pues, detectada cada segundo del día y de la noche en todo el planeta. A pesar de ello, los escépticos afirman que el supuesto histórico acontecimiento era retransmitido o proyectado desde un estudio cinematográfico y los seguidores y científicos de todo el mundo nada sabían de esto y creían firmemente que el Apolo 11 se encaminaba a la Luna y que el hombre ponía su pie en ella tras posarse el módulo Águila. La estación de seguimiento en la Península era la de Robledo de Chabela.
De cara a la opinión pública, la misión de los astronautas consistía en desplegar diversos instrumentos científicos, fotografiar el paisaje y recoger muestras de rocas lunares, tras lo cual regresarían al módulo y se elevarían hasta la nave que les esperaba en lo alto. Así de fácil. El mundo entero lo creyó firmemente; pero tiempo después, Bill Kaysing, que había sido uno de los técnicos vinculado a las misiones Apolo a través de una de las empresas que colaboraban en el proyecto, publicó el libro que en castellano se traduce como ‘Nunca fuimos a la Luna’.    

En su polémica obra expone mister Kaysing que fue del todo imposible llegar a la Luna con los medios disponibles en 1969. El autor señala que separar un módulo de la nave nodriza, posarlo en la superficie lunar y hacerlo ascender de nuevo hasta la nave, era una ‘fantasía de cineastas’. ¿Sería por eso que no se vieron las imágenes del alunizaje cuando el módulo impactaba en el suelo y la retransmisión se cortó justo un poco antes?

Kaysing afirma que, para poder demostrar los americanos su elevado grado tecnológico en materia espacial, se realizó el hipotético alunizaje con un módulo lunar de pega en un estudio cinematográfico. Posteriormente se retransmitiría la espectacular recogida de los astronautas en el océano. Lo cierto es que las grabaciones originales de la llegada del hombre a la Luna se perdieron misteriosamente y a día de hoy no se sabe dónde están. 

Además de Kaysing, otros autores consideran que éste fue el mayor fraude de la Historia. He aquí algunos detalles observados en las fotografías del hombre sobre la Luna: 1) No se ven estrellas en el cielo oscurecido, cuando en la Tierra se ven con toda nitidez. 2) Se aprecia cómo ondea la bandera, aunque en la Luna no hay viento. 3) No se detecta polvareda, tanto bajo el módulo como alrededor de él, al alunizar. Tal operación habría hecho imposible la retransmisión de las imágenes durante las primeras horas, hasta que el polvo no se hubiera disipado. 4) La existencia de huellas de los astronautas sobre el polvo lunar, desde el mismísimo lugar del módulo, cuando se supone que no debería haberlo, dado que el módulo se habría posado en suelo rocoso al no levantar polvareda ni bajo él ni a su alrededor.
Bien pudiera ser que en 1969 no se llegase a la Luna. Sin embargo no faltan eruditos que afirmen que misiones posteriores al Apolo 11 sí alcanzaron la Luna. Cómo lograron atravesar los peligrosos cinturones terrestres de Van Allen, continúa siendo un misterio. Lo que al menos sí parece haberse logrado es fotografiar la Luna desde la Tierra. Hay fotografías en las que la NASA ha puesto parches para que no se aprecie lo que en ellas aparece. Lo mismo se ha hecho con el mapa lunar, en el que se han tapado grandes superficies con aerógrafo.  

Recientemente un internauta ha descubierto algo extraño bajo lo tapado por NASA en el mapa lunar, esta vez en la cara oculta del satélite. Aplicada la correspondiente corrección informática, e incluso sin aplicarla a muchas zonas, se observan en la Luna lo que parecen ser bloques rectilíneos de casas agrupadas que forman extensas poblaciones. En el mapa de Marte que se ofrece por Internet ocurre algo similar. Incluso hay militares norteamericanos que aseguran que existen ruinas de ciudades bajo las arenas de Marte. La evidencia en el caso de la Luna es tan fuerte que en modo alguno puede tratarse de pareidolia, a no ser que el supuesto mapa lunar lo sea de alguna región inexplorada de la Tierra, como la Antártida en su parte no cubierta por los hielos. 

A pesar de lo precedente, la NASA y centenares de expertos en el tema continúan afirmando que el hombre sí pisó la Luna en 1969, así como en misiones posteriores. Y en cuanto a que haya ciudades en la Luna o en Marte, los científicos son en general escépticos. Si se descubriera que verdaderamente existen edificaciones en la Luna o en Marte, habría que cambiar la Historia y desaparecerían las religiones.

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