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Los inefables

Quiéralo o no, la política ha de hacerse en el Parlamento, tal como decía Errejón

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En un libro del mismo título (Umpeak), Steven Pool le aplica ese apodo a las nuevas tácticas de renombrar determinadas posturas políticas de forma que sus verdaderos valores quedan ocultos para el ciudadano. Junto a la utilización permanente de esa inefabilidad se están utilizando innumerables argumentos y tácticas políticas que no vienen más que a confundir a la sociedad enturbiando su natural desarrollo.

Vengo a explicar esto -nos decía Lucio frente a nuestra copa de tinto acompañada de pulpito frito, en la taberna de Rafael, “El chipirón colorao”- porque cada vez entiendo menos la forma de hacer política de Podemos. Pretende quitar y poner gobiernos a su antojo sin ganar en las urnas. Quiéralo o no, la política ha de hacerse en el Parlamento, tal como decía Errejón. No deja de ser curioso que Podemos lance una convocatoria de manifestación en las redes sociales para apoyar su moción de censura, a la que llama “la moción ciudadana”. Pero ¿quiénes componen  esa ciudadanía que apoya la moción?

Una de las falacias políticas más comunes, usada ya en tiempos de los romanos, es el llamado “argumentum ad populum”. Se refiere a los argumentos que apelan a la autoridad de la mayoría (supuesta evidentemente). Por ejemplo, Podemos arguye que hay que llenar la plaza de gente para decir alto y claro que hay una “mayoría social” que quiere echar a Rajoy y sustituir este indigno gobierno ¿Quién es esa mayoría social? ¿Los simpatizantes de Podemos que vayan a la concentración? Con toda seguridad, una mayoría de españoles estamos asqueados con la corrupción de los distintos gobiernos y gobernantes del PP, pero eso se combate con la policía, la justicia y las urnas en las elecciones. A un año escaso de ganar el PP de Rajoy las elecciones con una mayoría relativa más que significativa sobre los demás partidos, huelga hablar de mayorías en las calles, en ellas nunca hay mayorías. Es absurda la pretensión de conseguir en manifestaciones y concentraciones el respaldo que no encuentra en el Parlamento, porque los que se lo dan en tales eventos no representan a nadie. Ni siquiera la llamada sociedad civil. Sirvan de ejemplo los sindicatos Puede que le apoyen, pero para ver su verdadera representación no hay más que mirar el número de trabajadores afiliados en relación al número de trabajadores totales. Y así ocurre con toda la llamada “sociedad civil” que, no por eso, deja de tener una importancia vital para la sociedad. No se me entienda mal. A lo que me refiero es a que la única representación de las mayorías y minorías ciudadanas las tienen los partidos representados en el Parlamento. Todo lo demás son bobadas y ganas de salir en la tele. Iglesias quiere fundir el plomo a base de encender cerillas.

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