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Tres metales de voz llenan de embrujo la luna flamenca de la Atalaya

Las reinas de la noche, Juana, Dolores y Tomasa, ofrecieron el viernes un inolvidable recital en el que interpretaron las obras contenidas en el disco ?Mujerez?

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  • Tomasa ?La Macanita?, ante la atenta mirada de sus compañeras de cartel. -
La gran velada esperó la llegada de la noche para comenzar. El público impaciente por contemplar el arte flamenco de nuestra tierra quedó hechizado tras la cortina de humo blanco que se podía apreciar entre las sillas vacías del escenario. Después de recordar a Moraíto, ya recuperado, con una original y sentida presentación, comenzó el espectáculo.
La aparición de Juana la del Pipa en el escenario hizo que las emociones empezaran a renacer. El numeroso público que asistió a la velada no dudó a la hora de jalear a la veterana artista desde el inicio de su actuación. Los “olé Juana” y “vamos Juana” se sucedieron uno tras otro, provocando el comportamiento espontáneo del público la lógica satisfacción de las protagonistas.
El arte de doña Juana consiguió crear un clima de confianza con la intención de que el público escuchara con el corazón, dejando el oído a un lado. Al llegar Dolores Agujetas, la vida que llevaba en su interior hizo que la fuerza de su voz se elevara por todo lo alto. Un enorme fundido de aplausos entrelazó la marcha de Dolores con la entrada de Tomasa La macanita, el tercer metal de voz que con su expresión supo transmitir a los asistentes su propia emoción. La elegancia de las tres damas y sus acompañantes, inmersos en una enorme confidencialidad entre ellos, hicieron que el público llegara a levantarse en mitad del espectáculo, acompañando con palmas las emotivas canciones que sonaban en lo alto del escenario.
Se podía apreciar entre arte y arte una transformación de la cultura flamenca en un gran espectáculo. Las reinas de la noche consiguieron con su arte envolver a un público en un ambiente cálido llegando a transportar a todos los presentes al momento de la grabación del propio disco. La comunicación que existía entre las artistas y el público era tan grande que con sólo una mirada, expresión o palabra, se sentía una enorme conexión. Así, durante casi dos horas de vida flamenca. La noche, que empezó con buenos cantes y sonidos de guitarra, terminó con la presencia de grandes bailes, que llenaron el escenario de entusiasmo y alboroto con lo que mejor saben hacer. La espontaneidad de sus movimientos convirtió el espectáculo en una hermosa terapia emocional. Con la ayuda del BBK, la presencia de la alcaldesa, Pilar Sánchez, y el arte de estas tres mujeres, el público pudo disfrutar de un gran concierto, llenando la media noche entre flores y un gran aplauso.

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