Marcaje a la decepción

Publicado: 08/05/2018
Autor

Sara Serrat

Sara Serrat es graduada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Portera del Sporting de Huelva, en la 1ª división de Fútbol

Parando letras

Escribe de cosas cotidianas de la vida, de la importancia de disfrutarla y consejos para dejar atrás los miedos que nos encadenan

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De todo, hasta de lo más negativo, se puede obtener algo en forma de aprendizaje. Eres tú el encargado de tomar nota
El problema es mío. Como el de tantas otras personas que, sin quererlo, son decepcionadas. Sí. El problema es nuestro. Por depositar grandes expectativas en quién quizás no debimos hacerlo. En personas que, han demostrado no merecerte. Por a o por b. O quién sabe si por c. Qué triste que solo sea en los momentos difíciles cuando te des cuenta de ello. Que sea en los momentos más sufridos cuando tengas que darte cuenta de que no todas esas personas que decían estar, siguen estando. Que te ves con la soga al cuello y nadie te ayuda a quitártela. Bueno, nadie de los que esperabas. Pero bueno, de todo se aprende. De todo, hasta de lo más negativo, se puede obtener algo en forma de aprendizaje. Eres tú el encargado de tomar nota. De saber que eso no puede volver a ocurrirte. De aprender a no dar si no recibes. Porque a veces damos tanto y nos quedamos con tan poco para nosotros, que, cuando necesitamos, nos vemos sin nada.  Y nos vemos solos. Por no haber hecho cosas de las que quizás puedas arrepentirte luego. De no haberte apoyado en personas que sí merecían saber más de ti. Pero por miedo, por dejadez o por querer guardarte todo para ti, no has sido capaz de compartirlo. A veces, no nos damos cuenta de que, lo que de verdad importa, lo haces importante tú. Que nos vemos en el fondo del pozo, pero no porque lo estemos, sino porque le hemos dado el poder a todo lo que nos rodea de que nos mande ahí. Y es fácil comenzar a salir, tan solo tienes que mirarte al espejo y encontrarte frente a frente con la persona que más te va a querer en tu vida: TÚ MISMO. Porque no aprendemos. No aprendemos que para querer a alguien, debemos empezar a querernos a nosotros mismos, a aceptarnos tal y como somos. Sin tapujos, sin temores... sin nada que nos frene.

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