Estamos ante uno de esos momentos en los que no cabe decir que todos los partidos y todos los políticos son iguales. La derecha ya se ha posicionado en contra y sobre la marcha se irá viendo cómo reacciona finalmente la izquierda que apoya al PSOE. El objetivo es compensar la caída del 20% de los impuestos directos y del 36% de los indirectos y especiales. Las otras alternativas pasarían por seguir dando rienda suelta al endeudamiento, lo cual tiene siempre un límite, o por recortar gastos, algo que se presume complicado. Otra cosa es que pueda ahorrarse en gasto corriente, en el conjunto de las administraciones públicas.
Sea como sea, lo más probable es que toque pagar más y, llegados a ese punto, se presentan al menos dos dificultades ante la revisión del IRPF en los presupuestos del año que viene: dónde situar el límite que define las rentas más altas y cómo atar en corto a las grandes fortunas, que pueden volver a amenazar con deslocalizarse.