Ni en el barrio de la Macarena ni en ningún otro de Sevilla constan denuncias contra menores inmigrantes, conocidos como “menas”, que tras la odisea que han vivido para llegar hasta España desde sus países de origen residen pacíficamente en un centro de acogida, donde tratan de integrarse con normalidad en nuestra sociedad o de buscarse otro destino en el futuro. Sin embargo, de forma demagógica, la candidata de Vox Rocío Monasterio -cuestionada por firmar proyectos como arquitecta cuando presuntamente aún no tenía el título- y el juez Serrano convocaron un acto de la campaña electoral a las puertas del centro.
Dijeron que ese tipo de instalaciones “fomentan el efecto llamada y la inseguridad”, hablaron de “manadas de menas” y afirmaron que “hay que proteger al español de a pie que en sus barrios quiere seguridad” y que “las mujeres no se atreven a caminar solas por las noches”. Ninguno de estos asertos estuvo sustentado en datos, por lo que la asociación de los “menas” con la inseguridad ciudadana justo delante del centro que los acoge supone un inmoral intento de criminalizarlos ante la opinión pública que debe ser condenado y rechazado de forma rotunda. Los menores, y máxime unos inmigrantes abandonados a su suerte, han de ser protegidos en una sociedad civilizada y no utilizados con fines electoralistas como ha hecho Vox en Sevilla.