No obstante, la comisión de Patrimonio del Obispado se volverá a reunir una vez que reciban la obra por parte del Consistorio para valorar si algún elemento de los que están a la espera de ser restaurados podría poner en riesgo la integridad de los feligreses que frecuentan el templo.
La obra, financiada al 50 por ciento por la Junta de Andalucía y el Obispado (con la ayuda de Cajasol) no ha sido fácil, de ahí que los plazos se hayan sobrepasado con creces. En un principio estaba previsto que la primera fase finalizara a principios de año, pero lo cierto es que los trabajos se finalizaron a mediados del mes de julio, a excepción del soterrado del cableado de la fachada, que todavía colea. Entonces, fuentes próximas al Obispado confirmaron a INFORMACIÓN que en el proyecto estaba presvisto, entre otras cosas, arreglar la cúpula, uno de los elementos del templo más castigados por el paso del tiempo y principal amenaza de derrumbe, y que finalmente no se ha arreglado.
Según García Solano, la cúpula se encuentra en “buen estado”, y la grieta que ésta presenta, obedece más a un trabajo de restauración que de consolidación de la estructura. Ahora, el Obispado continúa buscando financiación para la restauración.
