Las películas del Oeste son películas de americanos, sí, pero habría que puntualizar que de norteamericanos -incluidos los fronterizos mexicanos-. Cuando Alexis de Tocqueville escribió su clásico La democracia en América, hablaba de los Estados Unidos de América, que en 1933 -fecha en que lo escribió- disponía de menos de la mitad de su territorio de hoy, con 24 estados, de los 50 actuales. La mitad del territorio de Mexico se incorporó en 1948, tras una guerra desigual y la firma de un tratado. España vendió en 1821 Florida por cinco millones de dólares, nunca cobrados. Rusia por 72 millones vendió la joya de biodiversidad de Alaska. Hawai fue anexionado en 1893 y a punto estuvo Cuba de correr el mismo periplo que Puerto Rico, que quedó en Estado Libre Asociado, que es la opción preferida por la mayoría de los portorriqueños. Así se consolidó la nación que soñaron sus Padres Fundadores, salvo con la Guerra de Secesión.
Quedan escasos días para las elecciones. Una de las hazañas geoestratégicas de Donald Trump para seguir la estela expansionista fue tantear la adquisición de Groenlandia. Provocó rechazo en sus habitantes e irritación en Dinamarca. La operación quedó truncada. Ahora se enfrenta a una probable derrota pero, tras la derrota de Hillary por la pérdida de los delegados electorales de estados clave, aunque no del voto popular, nada es descartable. Hay un elemento que acaba de amarrar el presidente Trump, el Tribunal Supremo. Ha nombrado, en plena recta final de su campaña, una “jueza conservadora”. Las comillas recuerdan a España. Es el tercer juez -de nueve que componen la Corte Suprema - que logra en su presidencia. Todo un récord. Como escribe Tocqueville: “No volvamos la mirada a América para copiar servilmente las instituciones que se han dado a si misma, sino para juzgar mejor sobre las que nos conviene…”
Los principales gobiernos europeos - menos el conservador británico - tienen su preferencia en Biden, pero los analistas avisan prudentemente de que los problemas internos norteamericanos, junto con la suavización de la confrontación con China, serán las prioridades de Biden. Europa no sufrirá, al menos, los deseos descarados de ruptura que ha propiciado Trump. Robert Kaplan describió en Viaje al futuro del imperio la diversidad profunda de los EEUU. Los cherokees, sioux y apaches no quieren a Trump. Yo tampoco.