Dsokotronic, la cita con la electrónica en DSOKO Fest, se ha convertido en el punto de encuentro indispensable, en el verano andaluz, para todos los amantes de los buenos beats y las mejores vibraciones.

Vibraciones como las del domingo, que comenzaron con la presencia de la londinense afincada en nuestro país Odille Lima, con ese registro, claramente funky de su voz, que acompaña su destreza a los platos.

Hablando de platos, el fuerte en este caso fue Boris Brejcha, el gran reclamo de la noche y culpable de que esta entrega de Dsokotronic estuviera llena a rebosar.

El productor y dj alemán, que había colgado el cartel de “No Hay Billetes”, volvió a dar rienda suelta a su ritmo teutón, con ese high-minimal techno tan habitual en sus sesiones. Tampoco faltó su tradicional máscara, que abandonó, eso sí, a mitad de sesión, quizás por el calor del ambiente, quizá porque quería interactuar visualmente con su público. Un ambiente más festivo que nunca, la mar de agradecido, en un verano tan singular como éste.

Tras la descarga de Brejcha, a disfrutar de Gonçalo, siempre tan presto. Le tocó el complicado turno de ir llevando paulatinamente la fiesta al cierre, una misión que llevó a buen puerto con esa elegancia de la que siempre hace gala el portugués.

Una noche de música de altísima calidad, con mucho público, calor y ganas de pasarlo bien, algo que los organizadores de Dsoko Fest, en su vertiente más electrónica, el Dsokotronic, supieron entender, brindándonos un espectáculo a la altura de los que nos vienen regalando todo el verano. Ni la más feroz de las críticas puede empañar una noche, que resultó memorable.