La Catedral se queda pequeña para despedir al obispo emérito

Publicado: 23/09/2022
Muchas personas se quedan fuera del templo durante el funeral de Antonio Ceballos, que ya reposa en la seo gaditana
Desde que quedara instalada la capilla ardiente en la tarde de ayer en la Iglesia de Santiago, cientos de fieles y sacerdotes se han acercado para orar por el eterno descanso del que fuera obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta entre los años 1993 y 2011.

A primera hora de esta mañana todavía eran muchos los que hacían cola para mostrar sus respetos y su cariño a un obispo que destacó por su bondad y su cercanía a los más necesitados.

A las once de la mañana quedaba clausurada la capilla ardiente para proceder a su traslado a la Catedral, donde, a las doce del mediodía, daba comienzo el funeral y la misa corpore insepulto.

Muchas personas se han quedado a las puertas de la seo gaditana ante la imposibilidad de acceder a ella debido a la gran afluencia de fieles que han asistido al funeral. Con el féretro presidiendo el altar mayor, sacerdotes, obispos como el de Jaén, Mons. Sebastián Chico Martínez; el de Huelva, Mons. Santiago Gómez Sierra; y el arzobispo emérito de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo Pelegrina; así como autoridades civiles y militares, y numerosos fieles han estado presentes en la ceremonia para rezar por el alma de Mons. Ceballos.

El Obispo de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza, ha recordado brevemente la figura de su antecesor y la labor pastoral que realizó en nuestra diócesis, destacando su apertura a la nueva evangelización, el Sínodo diocesano convocado en el año 2000, su atención a los pobres y su impulso a la pastoral de migraciones. “Aquí, en su casa, en la Diócesis de Cádiz y Ceuta, sabemos que dejó lo mejor de sí mismo. Entregó su propia persona y su vida, por lo que siempre le tendremos presente con gratitud y con verdadero cariño”.

Así, Mons. Zornoza ha dado gracias por la vida y el ministerio de D. Antonio Ceballos, del que ha afirmado que era “un hombre humilde de verdad, enormemente bondadoso, que ha dejado por donde ha pasado un rastro de vida evangélica y de pastor bueno, entregado a todos, siempre orante, de una piedad profunda y sincera. Ha sido un hombre de Dios, cuyo ministerio sólo puede entenderse desde la clave y la lógica evangélica del servicio. Lo decisivo para nosotros es saber que ha representado a Cristo, ha sido su sacramento. Su corazón estaba en Cristo, Jesús y en María, la Virgen”.

Por último, el prelado ha afirmado que “el testamento que nos deja D. Antonio va unido sobre todo a la huella de su fe. Por eso, conmovidos, agradecemos a Dios su persona y su ministerio, y pedimos al Buen Pastor que le otorgue la paz eterna”.

Al término de la ceremonia, los restos de Mons. Antonio Ceballos fueron trasladados a la cripta del primer templo de la diócesis, quedando en el lugar reservado para los obispos.

 

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