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Cádiz

Algunas reflexiones sobre las procesiones ‘ilegales’

Pasear un santo sin el rigor espiritual nos enseña que al pastor se le están escapando las ovejas, perdidas sin rumbo

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  • María Santísima de la Consolación. -

Mucho se está hablando en las últimas semanas de las denominadas “cofradías civiles” o “procesiones ilegales”. Y aunque su referencia pasa más por nombre de chirigota que por una asociación de devotos que rinde culto a una determinada imagen, lo cierto es que en Cádiz ya se han registrado dos y, como diría el refrán, nunca hay dos sin tres. Lejos de la mofa, lo que realmente debería producirnos una procesión de este tipo, es preocupación y reflexión a partes iguales. ¿Se ha preguntado alguien porqué un grupo de personas decide hacer su declaración de fe por su cuenta, en lugar de hacerlo de la mano de la Iglesia? Reflexionemos.

Decía el escritor británico Clive Staples Lewis, que “la tarea de un buen educador no es cortar selvas, sino regar desiertos”. Y es justo lo mismo que me decía mi abuelo, Francisco Devesa, desde su experiencia como maestro en la Salle Mirandilla: “El buen educador se enriquece más enseñando al alumno rudo que al astuto”. Y es que, ¿qué es un sacerdote si no un educador en la fe y en la palabra de Dios?

La absurda manifestación de pasear un santo por las calles sin el pertinente rigor espiritual o sin el respaldo de la Iglesia solo nos enseña que al pastor se le están escapando las ovejas y andan perdidas sin rumbo ni juicio. ¿Quién es el responsable, la oveja o el pastor?

Llevamos tiempo diciendo que la dirección espiritual de las cofradías no pasan por su mejor momento. Evidentemente generalizar nunca es justo, pues de todo hay en la viña del Señor. Pero que dos hermandades estén intervenidas por la extraña figura de un comisario y que otra esté al borde de la extinción, solo nos indica que algo no está funcionando desde la base. En una década hemos contabilizado más de veinte intervenciones por parte del secretariado diocesano. Y no han servido para nada.

El director espiritual debe hacer un trabajo de base en la asamblea de fieles y conseguir que ni el más escéptico salga frustrado por la puerta. Su misión es la unidad y el servicio espiritual de los cofrades; la corrección inmediata del que anda descaminado. Y cuanto más problemas, más doctrina de Cristo en el modus operandi. Pero en algunos casos, da la sensación de que determinados sacerdotes andan más por la corteza que por la propia medula de nuestras cofradías. Todo esto teniendo en cuenta que las nuevas generaciones ya no entienden de las imposiciones autócratas de otros tiempos. Ahora buscan el por qué razonado de las cosas.

Así que antes de que las ovejas se busquen un pastor más complaciente, aunque no entienda ni papa de ganado, bueno será que la Iglesia sepa adaptarse a la situación social actual. De lo contrario, no es descabellado pensar que las cofradías corran el riesgo de que la política  apoye y transforme nuestra Semana Santa en una mera manifestación civil, cual si de una cabalgata se tratara.

Dicho de otra forma, o la Iglesia se actualiza y se toma en serio sus problemas adaptándose a la nueva sociedad, o me temo que van a salir las “procesiones ilegales” en el futuro hasta debajo de las piedras.

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