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Jueves 02/05/2024  

Cádiz

Desde Cádiz a la Sierra: “No hay casi oferta; los inquilinos se dan patadas por un piso”

En la capital es imposible encontrar algo por menos de 600 euros; en Ubrique los precios han pasado de 300 a 450 euros

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  • Una imagen aérea de Cádiz. -

El impacto de la nueva Ley de Vivienda en el mercado del alquiler afecta, prácticamente por igual, al conjunto de la provincia, asegura Lucas Carrasco, presidente de la Asociación de Gestores Inmobiliarios de Cádiz. Invita a consultar con Begoña Gómez, que desarrolla su labor profesional en la Bahía de Cádiz, y Jaime Masteo, con oficina desde hace casi dos décadas en Ubrique, en pleno corazón de la Sierra.

“La normativa metió el miedo en el cuerpo a los grandes tenedores, que optaron por vender al menos una de las cinco viviendas que tenían”, máximo para tener tal consideración. Este inmueble “salió inmediatamente del mercado” gaditano, cuyas tensiones no son nuevas pero se han agravado con la nueva ley, “que ha sido un fracaso”. En general, la “sensación de inseguridad jurídica” ha hecho solo en la capital, la oferta ya de por sí mínima, se haya reducido un 25%. “Los posibles arrendatarios se dan patadas cuando publicamos un anuncio -dice-; en dos días como máximo, se alquilar la vivienda”. Los precios, asimismo, se han disparado en torno a un 10%. “Es imposible encontrar algo que no cueste al menos 600 euros”, lamenta. La situación en el entorno, solo con diferencias en la renta, es similar. “En Puerto Real no hay vivienda en alquiler, prácticamente; en San Fernando, igual”, añade.

Masteo coincide en el diagnóstico y en las causas de la gravedad que atraviesa el sector. “No hay casi oferta” en la práctica totalidad de la comarca, tras una bajada de en torno a un 60%. Las mensualidades se han disparado igualmente, desde los 300 a los 450 euros.

Y esto está generando problemas a otras actividades económicas. El sector de la piel atrae a Ubrique a mano de obra procedente de otros puntos de la geografía provincial, andaluza y española, e incluso del extranjero. No tienen donde vivir. “Acaban durmiendo en el sofá de un compañero o de un familiar hasta que encuentra, no fácilmente, algo en Benaocaz, El Bosque o Prado del Rey”, donde tampoco el negocio inmobiliario es especialmente boyante.

Tanto en la Bahía de Cádiz como en la Sierra, además, se produce un fenómeno curioso, coinciden Gómez y Masteo. Cuando un inquilino se marcha por cuestiones laborales o personales de una vivienda suele ofrecer directamente el nombre de otros arrendatarios sin dar opción a ser ofertado el alquiler.

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