La Plataforma Rural, de la que forman parte una veintena de organizaciones agrarias, ecologistas y sociales, ha elegido Zaragoza para manifestarse por ser la capital de la comunidad en la que se dedica un mayor número de hectáreas al cultivo transgénico, 30.000 de las 80.000 que se siembran en toda España.
En el manifiesto, que han leído Juan Carlos Simón, agricultor de COAG, y Carme Freire, agricultora del Sindicato Labrego Galego, frente a la Delegación del Gobierno, se han recordado que los países europeos que ya han prohibido esta agricultura –Francia, Polonia, Austria, Luxemburgo, Grecia, Hungría y recientemente Alemania– lo han hecho basándose en evidencias científicas sobre sus daños al medio ambiente y sus efectos en la salud humana y animal.
En su protesta, la organización subraya que el uso de transgénicos multiplican el uso de productos químicos en el campo, no han demostrado ser más productivos, no aportan mejora en la calidad de los alimentos, no solucionan el hambre ni la pobreza y provocan un deterioro y pérdida de la biodiversidad agrícola.
Los manifestantes han querido hacer “una fiesta” de la protesta que ha unido a representantes de las organizaciones agrarias COAG y su filial en Aragón UAGA, La Unión, de la plataforma Galizia Antitransxenicos, Greenpeace, Amigos de la Tierra, de la Iniciativa Legislativa Popular de Cataluña, de la Unión de Consumidores UCE-UCA y de la Asociación de Federaciones de Barrios de Zaragoza.
También han asistido el alcalde de Marinaleda (Sevilla), Juan Manuel Sánchez; el representante de la federación estatal y coordinador de IU en Aragón, Adolfo Barrena; el diputado al Parlamento europeo de Iniciativa per Cataluña Raúl Romeva y miembros de Chunta Aragonesista, entre otros.
Banderas de numerosas comunidades autónomas ondeaban sobre multitud de carteles con lemas contra los transgénicos, que circulaban a su vez entre berenjenas, tomates y mazorcas de maíz andantes, un ataúd en el que yacía la “agricultura” o un carro repleto de productos alimenticios (cereales, chocolates, harinas o galletas) que Greenpeace denuncia que poseen u ocultan que contienen componentes transgénicos.
Unos veinte autobuses procedentes de toda España y en torno a diez llegados de varios municipios aragoneses ha fletado la Plataforma Rural para reclamar al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y a la ministra de Agricultura, Elena Espinosa, “la prohibición inmediata del cultivo de maíz transgénico y de cualquier otro experimento a campo abierto con organismos modificados genéticamente”.
Para el alcalde de Marinaleda, quien ya ha presentado una iniciativa en el Parlamento andaluz contra el uso de transgénicos, esta práctica es “el colmo de la privatización de la naturaleza”, y ha criticado que sea una única multinacional (Monsanto) la que controle las semillas, al tiempo que ha señalado que los agricultores quieren que “el agua, la tierra y la semilla sea un derecho de los pueblos y no un negocio de multinacionales”.