El Carnaval de Cádiz está de luto por la muerte del chirigotero Manolito Santander y el Cádiz también, por el autor de un himno oficioso que, pese a quedar cuarto en el concurso del Falla de 1998, quedó 'bordado' para siempre en oro como la banda sonora que acompaña desde entonces al cadismo.
Desde que Manolito Santander, vestido como un mafioso de la 'Familia Peperonni', empezó a entonar el pasodoble de "me han dicho que el amarillo está maldito 'pa' los artistas y este color sin embargo es gloria bendita para los cadistas', el Cádiz aparcó su himno oficial e hizo suya la creación del c
Desde que Manolito Santander, vestido como un mafioso de la 'Familia Peperonni', empezó a entonar el pasodoble de "me han dicho que el amarillo está maldito 'pa' los artistas y este color sin embargo es gloria bendita para los cadistas', el Cádiz aparcó su himno oficial e hizo suya la creación del chirigotero, quien hoy ha muerto a los 57 años víctima de un cáncer.
'Nos ha dejado el padre de nuestro himno. Su legado quedará siempre en el 'Me han dicho que el amarillo' que con orgullo suena en nuestra casa, tu casa por siempre Manolo. Descansa en paz Manolito Santander', señala el club cadista en su cuenta de twitter.
Desde que se interpretó en el Teatro Falla, el cadismo hizo suyo los acordes de 'Me han dicho que el amarillo' y aparcó los vetustos, y tan ripiosos como la mayoría de ellos, de "al trenzar este juego entusiasta de uno a otro pasando el balón, para el Cádiz no hay campo contrario porque pone en el juego pasión".
Con el pasodoble, el cadismo asumió también lo que Manuel Machado decía de las coplas: "Hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas no son; cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor". Aunque en este caso, sí.
Y es que Manolito Santander dio con la tecla de una especie de religión de estoicismo al cantar aquello de que "aunque reciben a cambio todo un calvario de decepciones, de amarillo se pintan la cara, amarillos son sus corazones, han dado su vida y sus gargantas, siguiendo a donde haga falta al Cádiz de sus amores'.
'Sin importarles que nunca, vayan a ser campeones han conseguido el respeto, de toda España, por estos colores por eso viva mi Cádiz, vivan los cadistas, vivan sus cojones', concluía el mafioso, ataviado con traje de rayas, borsalino y metralleta de los chinos en mano.
En el veinte aniversario de este himno, hace un año, el chirigotero recordó al 'Diario de Cádiz' que le salió en el mismo Carranza después de "un partido malísimo, de los suyos de aquella época en Segunda B " y le vino a la mente la afición.
"Aunque entonces íbamos pocos, (la afición) tenía dos cojones por aguantar aquello", sentenció el artista gaditano, a quien también le pesó que "todo lo que se escribía en Carnaval sobre el Cádiz era para cachondearse de él": hasta que llegó el que mandaba en la familia Peperonni