La plaza Jesús de Nazareno ha contado con la presencia de un numeroso público que ha asistido al acto central de la conmemoración del quinto aniversario del fallecimiento del hermano Pedro Manuel Salado, tras salvar la vida de siete niños en una playa de Ecuador. En efecto, el religioso chiclanero ya cuenta con su estatua de homenaje creada por José Antonio Barberá. El acto ha contado con la presencia del Obispo de la provincia de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, y el alcalde de Chiclana José María Román. Posteriormente se ha desarrollado una una misa en la Iglesia San Juan Bautista que ha sido oficiada por el propio Zornoza Boy.
Cabe recordar que el hermano Pedro nació el 1 de enero de 1968 en la calle Francisco Ignacio. Ejerció sus estudios en el CP El Castillo y el Bachillerato en el Poeta García Gutiérrez. Fue miembro del Coro de la Iglesia Mayor, fue muy aficionado a la guitarra lo que le hizo conocer el Hogar de Nazaret, porque tocaba en las misas celebradas en dicho lugar. Integrante del grupo lasaliano Jena, comienza a realizar ayudas pastorales y catequesis, acompañando al hermano Diego en verano a colaborar en el Hogar Lo marca un viaje que realiza al centro ecuménico en Taizé (Francia) en lo espiritual, oración y en el compartir de las celebraciones con la comunidad joven, en la que encuentra su vocación.
En el verano de 1987 es cuando conoce en profundidad el Hogar, al conocer la situación de sufrimiento y abandono en la que tantos niños y jóvenes se encuentran. En 1988 comienza el noviciado en el Hogar en Córdoba (dos años). Emitió los primeros votos el 15 de agosto de 1990, siguiendo en la ciudad cordobesa durante nueve años. En 1999 es destinado a Ecuador, ciudad de Quinidé para reforzar el trabajo que estaba realizando los hermanos en el hogar, donde encontró un gran número de niños y mucha actividad fuera del hogar: escuela, catequesis, formación de catequistas y profesores… No tardaron en llamarle el ‘papi Pedro’.
En el año 2001 asume la dirección de la escuela Santa María de Nazaret, lugar muy conflictivo y difícil que supo llevar y dirigir, siendo nombrado delegado del Obispado en Quinindé. Años duros, ya que le tocó la labor de fortalecer una escuela con solo ocho años de existencia y con más de quinientos alumnos, la mayoría de familias pobres. Conocido ya como ‘El hermano Pedro’, cumplió los objetivos ampliando la enseñanza hasta bachiller. En el año 2008 pide el relevo en la dirección, siguiendo con la docencia y dedicado en plena alma al hogar. Cabe reseñar que en estos años en Ecuador se licenció en Magisterio y Ciencias Humanas y estaba cursando estudios de Filología Inglesa.
El hermano Pedro procuró responder con fidelidad a su vocación, fue un hermano muy cercano, un padre para los niños, un compañero para los profesores de la escuela, un maestro atento para los alumnos y un buen amigo para todos los que lo conocieron.
El domingo 5 de febrero de 2012, la comunidad misionera acude con los niños y niñas que tienen acogidos a una playa cercana a la misión. Con la hermana Juani, acompañan a los niños para que se bañaran en la playa Atacames, sin tener conocimiento de pequeños terremotos en la zona y los riesgos que llevan consigo en el mar. Así, un remolino se llevó a siete de los menores hacia dentro, ante lo que Pedro Manuel Salado no duda en lanzarse para rescatarlos. Tras lograr salvarlos con la ayuda de un hombre que practicaba surf, Pedro Manuel no logró salir del mar por sí mismo y, con los pulmones encharcados, fue trasladado hasta la orilla sin que pudiera sobrevivir.