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El jardín de Bomarzo

Para ser buen español

Ahora que está en auge, la provincia de Cádiz tiene condicionantes sociales, culturales, históricos y geográficos para convocar urgente un referéndum

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  • El jardín de Bomarzo.

Bien visto y ahora que está en auge, la provincia de Cádiz tiene condicionantes sociales, culturales, históricos y geográficos para convocar urgente un referéndum y proclamar su derecho a la autodeterminación y consiguiente independencia de otros territorios hostiles como, por ejemplo, Sevilla, Utrera, Estepona, no digamos aquellos otros al otro lado del Coto como Palos o la misma Huelva. Con dos puertos marítimos punteros como Algeciras o Cádiz, frontera con África y guardián del Estrecho, alianza añadida con Trump a través de su base naval en Rota -por tanto aliados internacionales con músculo-, y hasta puente de plata con el Brexit a través de Gibraltar -es decir, EEUU, Inglaterra y Cádiz a la cabeza del mundo-, con todas las bodegas del marco del Jerez y la Manzanilla dentro -que no falte-, su sierra y el queso Payoyo, Feria del Caballo y Carnaval, desembocadura del Guadalquivir y los langostinos del país pastando, la berza en Jeré..., ¿qué necesidad tiene Cádiz de seguir atada a ese territorio español que todos los veranos viene a zambullirse en sus costas y no les frena ni el levante? Además, mucha mano de obra libre para una guerra, mucha, experiencia dilatada en el corte y quema de contenedores y neumáticos con Astilleros y Navantia, suministro alimenticio garantizado de acedías y chocos de potera... De todo. Y lo mejor: si se independiza y crea su propio Estado, República Independiente de los Territorios Gaditanos, por ejemplo y así se respeta la multinacionalidad y diversidad cultural que diferencia Tarifa o Jerez de Chiclana o Sanlúcar, lo de Cataluña pasará a ser el problema de otro país. Como lo de Burundi. A Dios gracias.

Vino a Cádiz Pedro Sánchez, Susana Díaz sonriente a su derecha. La presidente de Diputación Irene García a su izquierda. Todo el mundo feliz, al menos por la parte de fuera. Lo de dentro es otra cosa. Porque a Pedro Sánchez le duele un pie y no sabe si es porque se ha dado un tiro o se ha pisado a sí mismo, de hecho ya ve el problema que tendrá el 11N con un resultado que, salvo imprevistos no previstos, le dejará un escenario peor que el actual -encuestas muchas, pero las más afinadas de estos días sitúa a PSOE en 121, 96 para PP, 35 para Unidas P, Vox alcanzaría los 33, Ciudadanos se cae a 24 y sigue bajando, Más País logra 4 y el resto se reparten los 37 restantes-; por tanto, el bloque de la izquierda sumaría 160 -sumando un pack de Sánchez, Iglesias y Errejón-, mientras que el de la derecha 153 a tres semanas de las elecciones, con Cataluña a fuego lento y con Franco sobrevolando España -es obvio que Sánchez ha usado el comodín de la llamada o, atinando fino, el francomodín electoral-.

Susana Díaz también estuvo porque está decidida a ser la próxima candidata por su partido a la Junta, pese a que no pocos compañeros coinciden en que esa no es una buena idea. Pero enfrente, hoy, no tiene a nadie, por eso acude a todo acto de Sánchez a ver si así éste afloja intenciones de colocarle enfrente a algún peso pesado que la haga perder unas primarias a las que está decidida a presentarse y para lo que cuenta con el apoyo, si no total, mayoritario de hasta seis provincias, salvo Huelva y Jaén. En las demás hay división, en mayor o menor medida, aunque muchos son conscientes de que en el momento de que Sánchez ilumine un faro llamado Montero o Espada, este último con un perfil conciliador pero sin apenas apoyo orgánico, muchos darán el paso y saldrán definitivamente de esa sombra hoy muy poblada.


En la Cádiz autodeterminada la presidente Irene García sabe que no se puede despistar y que, salvo sorpresas, tendrá fiesta y baile en el próximo congreso provincial para disputarle la secretaria provincial, tal cual ella hizo en su día con Paco Cabaña; por un lado habrá que ver si el sanchismo gaditano se pone de acuerdo en un nombre y se agrupa en torno a él haciendo bueno el dicho aquel de un histórico de que "aunque no jugamos en el mismo equipo, coincidimos en el mismo bando". Luis Pizarro, que sigue por ahí dando vueltas, apuesta por su hijo Javier, que quiere, no hay que olvidar que también aspiraría José María Román, alcalde de Chiclana y vicepresidente en Diputación, mientras otros señalan una alternativa distinta y más renovadora como podría ser la del alcalde de Rota, Javier Ruiz Arana, más cercano a la opción de Espada desde que su compañero y amigo Rafael Márquez haya sido rescatado como gerente de Urbanismo de la capital hispalense. Pero la sanluqueña mira también hacia atrás, donde habita el susanismo, que igual opta a ese juego proponiendo, es un poné, a Fernando López Gil, ahora en el senado por la cuota parlamentaria tras renunciar a la gerencia del IEDT y aprovechar el no para el puesto de Mario Jiménez -agazapado esperando el toque de corneta-; López Gil siempre ha estado a la caza de una presa mayor y cuenta con el respaldo tanto de la ex presidente Díaz como de Jiménez Barrios, de quien siempre fue un comodín fiel, necesario y no olvida que fue García la que tiempo atrás le facilitó el camino de salida hacia Sevilla para quitarle de por aquí. Es lo que tiene la política, una noria que sube y baja, que se lo digan a Fran González, que de aspirar a alcalde de Cádiz o, más a aún, a presidente de la propia Diputación -se veía allí dirigiendo-, ha terminado de asistente técnico del grupo parlamentario socialista a petición de Simancas. Es decir, le han hecho espacio.

 

Por su parte, el PP gaditano, independiente del resto, es como un navío tipo aquel que zarpó de Sanlúcar hace quinientos años en busca no sabía bien de qué. Aquel terminó dando la vuelta al mundo, es sonoramente posible que este no culmine hazaña destacable. Pelayo encabeza la lista al Congreso dando así otro coscorrón a Pepe Ortiz, alcalde de Vejer que se veía esta vez al frente de la misma y que se ha conformado porque parece que el PP sacará el segundo por la provincia, que es él. De este modo, abandonará la alcaldía de su pueblo y su plaza de diputado, a la que accederá previsiblemente el nuevo secretario provincial Andrés Núñez, ahora con plaza de asesor del grupo de diputados y hombre de confianza de la nueva presidente provincial Ana Mestre para disgusto de no pocos. Lo curioso es que Núñez sería secretario provincial y diputado raso mientras que Antonio Saldaña seguiría de portavoz siendo ex secretario provincial, también mantendría el sueldo y el coche oficial y, por consiguiente, el mando para manejar a su antojo y fastidiar así a Mestre y/o Ortiz, su deporte favorito aparte del running por las pedanías de Jeré.

 

Hay otros partidos, claro está, pero a años luz de lo que se maneja en las trincheras de los dos principales en esta Cádiz costera, luminosa, única y que necesita de tres frases en un cuplé para dejar claro que para ser buen español "hay que venir al sur y verás cómo no vas a independizarte tú...; y vente a Cádiz por el Carnaval, tómate una Cruzacampo y al carajo Rufián". Lo malo es que esta chirigota llamada Los dependistas era de Sevilla y, así, no hay quien pueda.

 

Bomarzo

 

 

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