Vicente Moreno deja de ser entrenador del Espanyol, a falta de dos jornadas para cerrar la temporada 2021-22, después de convertirse en técnico blanquiazul el pasado agosto de 2020, devolver al equipo a Primera división tras su descenso y consolidarlo en la máxima categoría.
El técnico, nacido en Masanasa (Valencia) hace 47 años, será recordado por el espanyolismo como el que firmó un ascenso meteórico. Curiosamente, el equipo certificó su regreso a la élite en mayo de 2021, a falta de cuatro jornadas para terminar la competición, y justo un año después el preparador ha sido destituido.
Los éxitos de Moreno al frente del vestuario están claros. No en vano, el preparador llegó al club con la misión de subir y con la etiqueta de especialista en ascensos tras llevar al Gimnàstic de Tarragona a Segunda en la 2014-15 y al Mallorca de Segunda B a Primera en la 2017-18 y la 2018-19.
De todos modos, en la actual campaña como blanquiazul su dirección ha presentado lagunas. El bloque cerró la primera vuelta noveno, pero se ha desinflado en este último tramo del curso: suma un punto de los últimos quince posibles. Ganar fuera de casa ha sido una de sus asignaturas pendientes, con solo ocho puntos.
En cifras, el papel de Vicente Moreno al frente del bloque periquito se resume así: 2 temporadas, 78 partidos, 34 victorias, 20 empates, 24 derrotas, 110 goles a favor y 80 en contra. Las sensaciones han ido de más a menos y han acabado por dibujar el final de su etapa con el RCDE Stadium.
El Espanyol, con su papel en la primera vuelta este curso y el buen rendimiento de futbolistas como el delantero Raúl de Tomás, convertido en internacional, y el centrocampista Sergi Darder, llegó a soñar con Europa. Sin embargo, pronto se vio que la aspiración era prácticamente utópica.
A medida que avanzaba la competición, la figura de Vicente Moreno estaba más debilitada. En cualquier caso, el objetivo de la temporada era la permanencia y el valenciano lo ha conseguido. La directiva del Espanyol, sin embargo, considera que es una etapa agotada y ha apostado por un relevo en el banquillo.
En el plano personal, el preparador siempre se ha mostrado amable, paciente y educado en su trato con los medios de comunicación. Moreno no se ha dejado llevar nunca por los momentos de euforia del equipo ni tampoco se ha abonado al alarmismo cuando los resultados no han acompañado.