El estadio Al Bayt, en Al Khor, a unos 44 kilómetros de Doha, dará el día 20 el pistoletazo de salida a la Copa del Mundo Qatar 2022 con el encuentro entre Ecuador y el anfitrión Catar, en la primera ocasión en que la competición se disputará en Oriente Medio.
La vigésima segunda edición del Mundial nunca hasta ahora había sido acogida en esta parte del mundo. Vuelve al continente asiático justo veinte años después de que el torneo fuera coorganizado por vez primera por dos países, Corea del Sur y Japón.
El estado de Catar será, de paso, en el primer país árabe que albergue la fase final de la cita mundialista tras la decisión adoptada por el Comité Ejecutivo de la FIFA y anunciada el 2 de diciembre de 2019 por el entonces presidente Joseph Blatter en el auditorio Messenzentum de Zúrich.
Con 11.571 kilómetros cuadrados y situado en la península de Catar al este de la península arábiga, será el estado de menor extensión territorial de la historia en los Mundiales.
Y, además, será la primera ocasión en la que esta fase final, por aquello de las condiciones meteorológicas, se dispute entre noviembre y diciembre, tal y como se acordó por la FIFA el 19 de marzo de 2015, tras numerosas e infinitas reuniones, encuentros, y hasta con notable oposición de ligas y asociaciones.
Habrá definitivamente, tras adelantarse al 20 de noviembre el partido inaugural, veintinueve días entre el encuentro inaugural y la gran final, que tendrá lugar en el estadio de Lusail el 18 de diciembre, Día Nacional de Catar.
Muchas novedades e infinitas polémicas para un torneo que ofrece una puesta en escena muy diferente a la de los orígenes de una competición que se ha convertido en la gran cita deportiva universal junto a los Juegos Olímpicos.
Ochenta y ocho años han transcurrido desde el primer campeonato, creado en Uruguay en 1930 como consecuencia de un proyecto que se maduró en el transcurso de los Juegos Olímpicos de 1828.
Uruguay, que conmemoraba el centenario de la Jura de la Constitución, entre otros motivos, fue la sede elegida para la organización del evento, que contó con la participación de trece selecciones nacionales.
La crisis económica de entonces azotaba, sobre todo, a los países del Viejo Continente, que rechazaron su participación. La situación derivó en un boicot europeo que solo se saltaron Francia, Bélgica, Yugoslavia y Rumanía, que asumieron gastos y acudieron a la cita.
El torneo, sin embargo, fue un éxito, disputado en el estadio Centenario como recinto único aunque los primeros partidos no se jugaron todavía ahí. Uruguay y Argentina disputaron la final con el triunfo del cuadro local, que se proclamó el primer campeón del mundo.
La Copa del Mundo fue a Europa después. Italia organizó la segunda edición. Pero los países americanos, incluido Uruguay, rehusaron a participar en respuesta a la actitud europea cuatro años antes.
La proyección de la competición se había disparado, por lo que el fascista Benito Mussolini pretendió hacer un uso propagandístico de Italia 1934. Puso todo su empeño en difundir al mundo el poder transalpino y lograr a toda costa la victoria en el torneo. Incluso nacionalizó a varios futbolistas argentinos destacados (Luis Monti, Raimundo Orsi, Guaita y Demaría) o el brasileño Anfhiloquio Marques Filo 'Guarisi'. Italia ganó a Checoslovaquia en la final, prórroga incluida, con un gol de Angelo Schiavio.
A pesar de la idea inicial de la alternancia de continentes, la organización del Mundial permaneció en Europa, condicionado por la gestación de la Segunda Guerra Mundial. Por ello, varias selecciones se dieron de baja. Incluida España, sumida en la Guerra Civil.
La política se adentró de lleno en el torneo, que además de contar otra vez con la renuncia de los países americanos menos Brasil y Cuba, estuvo marcado por imágenes como el saludo nazi de los jugadores de la selección de Alemania, que se ganó el rechazo de la opinión pública y los aficionados.Italia mantuvo la autoridad y el nivel que ya había plasmado cuatro años antes. Eliminó a Brasil y ganó la final a Hungría (4-2). Suecia quedó cuarta.
La Segunda Guerra Mundial dejó al mundo sin fútbol durante doce años a pesar de la intención de algunos países, que mostraron su predisposición a acoger el campeonato. La FIFA, sin embargo, echó atrás las intenciones y suspendió las dos siguientes ediciones.
La gran crisis de posguerra invadió, especialmente, a los países europeos, sin capacidad para afrontar la organización de un torneo de este tipo. Fue entonces cuando la candidatura de Brasil fue aceptada para acoger la cuarta edición, la de 1950.
El Mundial del 'Maracanazo' no se privó tampoco de algunas renuncias y el cartel quedó reducido a dieciséis participantes tras una fase de clasificación. Inglaterra, ataviada de un reconocido potencial, entró en escena por primera vez mientras Brasil, Suecia, Uruguay y España alcanzaron la fase final en busca del triunfo.
No fue una final como tal, pero Brasil y Uruguay quedaron abocados al partido decisivo, de donde saldría el ganador después de una liguilla entre los cuatro equipos que dejó a Suecia en la tercera plaza y a España cuarta.
Al conjunto anfitrión le bastaba el empate en el estadio de Maracaná ante más de 150.000 espectadores. Sin embargo, y a pesar de la expectación y las expectativas, fue Uruguay la que logró el triunfo por 2-1 en una de las sorpresas más recordadas del fútbol Friaça adelantó a Brasil al inicio de la segunda parte pero Schiaffino y Ghiggia dieron la vuelta a la situación y proporcionaron a Uruguay su segundo trofeo.
Cuatro años después, en 1954, la Copa regresó a Europa. Suiza se hizo cargo de la organización. Fue el Mundial del conocido como "equipo de oro" en honor a Hungría. El campeonato en el que Brasil decidió adoptar el amarillo como color de su equipación.
Ambos equipos se citaron en cuartos de final en un choque que quedó marcado por la excesiva tensión y los malos modos entre los protagonistas. El equipo europeo ganó por 4-2 mientras Austria derrotaba a Suiza con el marcador más abultado de la historia (7-5).
Hungría poco a poco consolidó su condición de favorito y se plantó en la final tras provocar la primera derrota en la competición de Uruguay. Jugaría el título ante Alemania Federal, que, sin embargo, dio la sorpresa y ganó 3-2 al equipo magiar de Ferenc Puskas.
Brasil inició su dominio en Suecia 1958. La primera edición que pudo ser contemplada por televisión propulsó la figura de Pelé, que debutó contra Gales y fue decisiva en la conquista del primer título mundial brasileño.
Pelé dio el triunfo al conjunto sudamericano, firmó un triplete en semifinales contra Francia y anotó dos de los cinco tantos que Brasil endosó a Suecia en la final para inscribir por primera vez su nombre en la historia del torneo.
El dominio brasileño continuó cuatro años más tarde, en Chile 1962, donde Pelé era ya un astro consolidado, pero solo jugó dos partidos, al lesionarse frente a Checoslovaquia. Su liderazgo fue ocupado por Garrincha, que encaminó a Brasil a su segunda Copa consecutiva. En la final ganó a Checoslovaquia. Chile acabó tercera.
Inglaterra asumió la puesta en escena de la edición de 1966. Fue la competición que propulsó al equipo de las islas, que atravesó discretamente por las ediciones anteriores. Brasil cayó a las primeras de cambio. Cuando emergió Portugal de la mano de Eusebio. Fuera de la lucha por el trofeo quedaron selecciones con pedigrí como España, Uruguay o Argentina.
Eusebio llevó al equipo portugués hasta semifinales. Pero fue la competición de Inglaterra, que jugó la final contra Alemania Federal en Wembley en uno de los partidos más recordados por la historia del torneo.
El partido acabó sin goles en los noventa minutos y en la prórroga al equipo inglés, que contaba en sus filas con el mítico Bobby Moore, se le concedió un gol que el portero germano había desviado y del que sigue habiendo dudas sobre si rebasó la línea de gol. Inglaterra ganó por 4-2.
Brasil recuperó su hegemonía en México 1970, donde presentó una de sus plantillas más fuertes de todos los tiempos. Además de Pelé, jugadores de renombre como Rivelino, Carlos Alberto, Jairzinho y Tostao. En el camino dejó a Inglaterra vigente campeón y en semifinales esperó al vencedor del choque entre Italia y Alemania Federal.
Ambos protagonizaron un duelo memorable. Lleno de talento, lucha y épica, resuelto a favor del conjunto transalpino, que acabó con las expectativas del combinado germano de Franz Beckenbauer (4-3).
Brasil impuso su clase ante Italia. El equipo sudamericano aplastó al europeo en la final (4-1) para convertirse en la primera selección en levantar tres Copas del Mundo.
Cuando el Mundial regresó a Europa para el torneo de 1974 organizado por Alemania Occidental había 99 participantes en la fase de clasificación, principalmente de las recién independizadas naciones africanas.
Alemania 1974 subrayó el cambio social y el asentamiento en el progreso de los países europeos. Las comunicaciones dieron un paso al frente y el color se asentó en los televisores. Además, hubo récord de participación en la fase de clasificación. La modernidad se instaló en el fútbol.
A nivel competitivo también el fútbol dio un paso al frente con la irrupción de Holanda de la mano de Johan Cruyff. Sin embargo, la 'Naranja Mecánica' se topó con la solidez del anfitrión, Alemania, consolidó el bloque que sobresalió cuatro años antes. Alemania, capitaneada por Beckenbauer, llegó a la final de Múnich tras superar a Polonia, revelación de la competición. Holanda, ataviada del llamado fútbol total, se mostró superior a Brasil y Argentina.
Cruyff, en la primera jornada del partido, forzó un penalti que transformó Johan Neeskens y que adelantó al cuadro de Rinus Michels. Pero Alemania dio la vuelta a la situación con los goles marcados por Paul Breitner y Gerd Muller, máximo goleador. El choque representó la rivalidad entre las dos estrellas del momento. Cruyff y Beckenbauer.
De Alemania, el Mundial fue a Argentina en 1978 a pesar del rechazo internacional por la dictadura militar que imperaba en el país sudamericano aunque la competición no se vio afectada.
El alegre fútbol de Holanda, ya sin Cruyff, se prolongó en esta edición. Llegó otra vez a la final, que jugó ante el equipo local, que logró la supervivencia después de un partido que levantó serias sospechas contra Perú y que terminó con 6-0. Mario Kempes lideraría el triunfo argentino, campeón por primera vez (3-1).
España organizó el Mundial de 1982, que contó con 24 selecciones participantes. Fue el peor papel del conjunto anfitrión y el inicio de la revelación de los equipos africanos.
Hubo partidos memorables, como la semifinal entre Francia, con Michel Platini y una generación de ensueño, y Alemania, que llevó al cuadro germano a la final después de la tanda de penaltis, y decepciones como la de Brasil, a pesar de contar con futbolistas como Zico, Sócrates o Falcao, y que fue eliminada ante Italia.
Italia, con un Paolo Rossi estelar tras la primera fase, se impuso en la final de Madrid a Alemania por 3-1 y logró su tercer trofeo para igualar a Brasil.
México fue el primer país en asumir la organización por segunda vez. Puso en marcha la de 1986, inicialmente prevista para Colombia, que no se vio capaz de hacer frente a las exigencias de la FIFA.
Fue el Mundial de Diego Armando Maradona. El mejor jugador del mundo explotó ante Inglaterra en cuartos de final. Anotó los dos goles. Uno considerado entre los mejores de la historia y el otro con la mano. "La mano de Dios", según calificó el 'Pelusa'.
Argentina se plantó en la final, que disputó contra Alemania, verdugo, otra vez, de la Francia de Platini. El equipo sudamericano se adelantó con un 2-0 que el cuadro germano equilibró hasta que a seis minutos del final Jorge Burruchaga anotó el tanto decisivo (3-2), que proporcionó al equipo albiazul su segundo éxito.
Italia fue el anfitrión en 1990. Fue el que menos goles contempló. Alemania no desaprovechó la posibilidad de venganza. La final de cuatro años antes se reeditó en Roma. Aunque el triunfo fue para Alemania con el penalti transformado por Andreas Brehme al borde del final y con dos jugadores sudamericanos expulsados.
En 1994 la Copa fue a Estados Unidos con la intención de asentar este deporte allí, donde nunca ha terminado de cuajar.
El torneo estuvo afectado por dos tristes acontecimientos: el asesinato del defensa de Colombia Andrés Escobar, que se marcó un gol en su propia portería y tras la participación de su selección fue asesinado. Y también el ocaso de Maradona, positivo por dopaje.
Brasil e Italia disputaron la final, que terminó sin goles y que se resolvió, por primera vez en la historia, por el lanzamientos de penaltis. La estrella transalpina, Roberto Baggio, marró el definitivo de su equipo. Veinticuatro años después el equipo brasileño saboreó el triunfo. El cuarto en su historia.
Brasil disponía de una nueva camada de ensueño liderada por Ronaldo Nazario y Rivaldo. Alcanzaron también la final en Francia 1998, ante el conjunto anfitrión, alentada por Zinedine Zidane, que marcó dos de los tres goles del conjunto galo, que cosechó su primer trofeo.
Asia irrumpió en la organización mundialista cuatro años después, en Corea y Japón 2002, donde participaron 32 selecciones. Fue otro Mundial de Brasil, la revancha de Ronaldo, que en la final de París pasó desapercibido. Fue el máximo goleador del torneo y llevó a la 'canarinha' a su quinto título tras batir en la final a Alemania.
La propia Alemania organizó el Mundial del 2006. Brasil padeció una andadura discreta, insuficiente para mantener su corona, mientras los equipos europeos plasmaban su fortaleza en el trayecto de la competición.
En los cuartos de final, Argentina e Inglaterra fueron eliminadas. Alemania y Portugal alcanzaron las semifinales. Igual que Francia e Italia, que se jugarían el título en el último partido.
Fue un choque equilibrado, marcado por el cabezazo de Zinedine Zidane al italiano Marco Materazzi, que supuso la expulsión del campeón galo. El ganador quedó resuelto en el lanzamiento de penaltis después de que el partido terminara con empate a un gol. Fue Italia la que estuvo más acertada y consiguió su cuarto Mundial.
África organizó por primera vez el Campeonato en el 2010, en Sudáfrica. Contempló el prematuro adiós, el fracaso, de equipos como Italia y Francia, que no pasaron de la primera fase y también el papel gris de Brasil y de Argentina, que no sobrepasaron los cuartos de final.
España justificó de una vez sus posibilidades y alcanzó la final por primera vez. Eliminó en semifinales a Alemania, con un tanto de Carles Puyol. Holanda regresó a la lucha por la Copa tras superar a Uruguay.
El conjunto hispano de Vicente Del Bosque acabó con su mal papel en los Mundiales y, con un gol de Andrés Iniesta en la prórroga, logró un éxito sin precedentes.
El Mundial regresó a Brasil por segunda vez en la historia. Medio siglo después de la primera y con un equipo pensado para recuperar la hegemonía vivió una decepción comparable a la primera, cuando sufrió el conocido como 'Maracanazo' que le ha lastrado a lo largo de su historia.
El conjunto sudamericano sufrió un nuevo sonrojo. En el estadio Mineirao de Belo Horizonte. fue goleado por Alemania (7-1), finalmente campeona.
Por el camino, de forma precipitada, había caído España, vencedora cuatro años atrás; también Italia y la Portugal de Cristiano Ronaldo, estancadas todas en la fase de grupos. Colombia, una de las buenas noticias de la competición y Francia se quedaron en las eliminatorias de cuartos.
Alemania y Argentina disputaron la final del Maracaná mientras Holanda arrebataba también el tercer puesto a Brasil. La máquina germana, espoleada por una talentosa generación, la mejor de los últimos tiempos, superó por 1-0, en la prórroga, a Argentina, sostenida hasta ese momento por Leo Messi.
Un gol de Mario Götze en el tiempo extra dio al combinado europeo dirigido por Joachim Low el cuarto título de su historia mientras arruinó, una vez más, las expectativas con su selección de Leo Messi, elegido el mejor de la competición.
Y en la última Copa del Mundo, disputada por primera vez en Europa del Este, en Rusia en 2018, volvió a coronarse Francia, el equipo que lideraron una joven realidad llamada Kylian Mbappé, Antoine Griezmann, Paul Pogba, y que superó en la final a la gran revelación del torneo, la Croacia de Luka Modric, elegido mejor jugador del torneo por delante del belga Eden Hazard y del propio Griezmann.
El conjunto de Didier Deschamps no desplegó un juego brillante, pero fue solvente, tanto en la fase de grupos como en las eliminatorias, en las que eliminó, siempre por marcadores ajustados, a la Argentina de Leo Messi (4-3), Uruguay (2-0), Bélgica (1-0) y en la final del estadio Luzhniki superó por 4-2 a Croacia.
Era el segundo título universal de Francia, que ahora acude a Qatar 2022 con la vitola de ser uno de los grandes aspirantes a la corona para situarse tras Brasil (5), Italia y Alemania (4).
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