Un gol de Santi Mina en la recta final del partido permitió al Celta rescatar un punto ante la Real Sociedad (2-2), en un partido que se le había complicado por la expulsión del defensa Jon Aurtenetxe al comienzo de la segunda parte.
Sorprendió el conjunto donostiarra al Celta en el arranque. No es la Real Sociedad un equipo que necesite hacer un gran fútbol para hacer daño a su rival. Su pegada arriba es gigantesca.
En el primer cuarto de hora, además de hacer un gol, obra de Canales con un potente disparo desde la frontal que se comió Yoel, los futbolistas de Jagoba Arrasate crearon cuatro claras oportunidades, dos de Íñigo Martínez, ambas en remates de cabeza, una del francés Griezmann y otra del mexicano Vela.
Estaba totalmente desarbolado el Celta, incapaz de adueñarse del balón y de frenar las rápidas transiciones de los guipuzcoanos. Pero a partir del minuto 20, el guión del encuentro cambió. Los locales despertaron en cuanto Rafinha y Krohn-Dehli empezaron a entrar en juego.
Con posesiones largas y su habitual fútbol de toque, el Celta empezó a generar peligro. Una gran asistencia de Krohn-Dehli permitió a Nolito probar al chileno Claudio Bravo en el minuto 22. Tres después, el omnipresente Krohn-Dehli amenazaba con un disparo lejano.
Eran los mejores minutos de un Celta que volvió a tener otra buena oportunidad antes de entrar en el minuto 30, después de una gran jugada colectiva que finalizó Bermejo, la gran novedad en el once de Luis Enrique, con un disparo desviado.
El veterano delantero fue la apuesta del técnico gijonés para suplir al brasileño Charles Dias, a quien no utilizó pese a que le habían creado una máscara para protegerle de la fractura nasal que le causó el rumano Rat el pasado fin de semana en Vallecas.
No generó demasiado peligro Bermejo, pero fue él quien forzó un infantil penalti del central Íñigo Martínez que Nolito transformó pese a que Bravo le adivinó el lanzamiento.
El Celta, un equipo al que le cuesta un mundo hacer goles, había hecho lo más difícil, pero la alegría no le duró demasiado porque antes del descanso, después de un monumental error del argentino Cabral en el despeje, Griezmann volvió a adelantar a su equipo.
En el inicio del segundo tiempo, la tarjeta roja directa que vio Jon Aurtenetxe, por una dura entrada sobre Vela, todavía le complicó más la vida a un Celta que sobrevivió únicamente por el desacierto de cara a puerta de los visitantes.
Con un hombre más sobre el campo y con los celestes lanzados en busca del empate, la Real encontró en la defensa gallega los espacios suficientes para armar su letal contraataque. En apenas tres minutos, entre el 57 y 60, Griezmann tuvo dos ocasiones para sentenciar el duelo, pero en ambas remató mal.
Perdonó el conjunto donostiarra y lo pagó caro, ya que el Celta, prácticamente en su única oportunidad en la segunda parte, logró la igualada con un gol del joven Santi Mina, quien se aprovechó de un balón muerto para fusilar a Bravo a falta de nueve minutos.
Ese tanto espoleó al Celta. Crecido y asumiendo numerosos riesgos en defensa, los locales se volcaron y el chileno Orellana rozó la remontada con una vaselina que desvió su compatriota Bravo.