Cristóbal Soria: \"Me alegro del descenso del Betis, quiero que pierda hasta los aviones\"

Publicado: 03/06/2014
Cristóbal Soria, desde su marcha del Sevilla donde ejerció como delegado, se ha convertido en una especie de dios para buena parte del sevillismo. El lunes estuvo en Ondaluz Sevilla
Cristóbal Soria, desde su marcha del Sevilla donde ejerció como delegado, se ha convertido en una especie de dios para buena parte del sevillismo. Representa la voz del pueblo sevillista en la capital española y no se muerde la lengua cuando tiene que salir a defender a su equipo. El lunes pasó por Ondaluz Sevilla.

¿Eres el más antibético del mundo?
–Yo lo he reconocido siempre y lo digo, el Betis quiero que pierda hasta los aviones. Pero eso no es más que una rivalidad sana en nuestra ciudad. Y claro que me alegro de que el Betis haya bajado a Segunda, igual que había cientos de béticos con los cohetes preparados y con la camiseta del Benfica puesta y ellos sabrán donde se metieron los cohetes.

¿Qué te pone más? ¿Ganar un título o que el Betis baje a Segunda?
–Me pone igual. Y lo de que no es bueno para la ciudad que uno de los dos equipos baje se lo intentas explicar a mi padre... Pero vamos a ver, si yo soy sevillista y en ello va implícito que no quiero que gane el Betis. Esto no es faltarle el respeto a nadie, así me lo han enseñado desde pequeño.

¿Y no vas a echar de menos los derbis?
–No, no. Yo no he querido un derbi nunca, por mi ni los jugaba. El desgaste que ocasiona un Sevilla-Betis y la tensión es tremendo.

¿Te arrepientes de algo que hicieras como delegado del Sevilla?
–De nada, en absoluto. Si volviera atrás haría porque yo considero que he hecho lo que tuve que hacer por mi equipo. Además, siempre sabía que los míos mataban por mi porque sabían que a la hora de ir a la guerra el primero que iba era yo.

¿Volverías al Sevilla?
–El tiempo que tarde en coche desde mi puerta al Sánchez Pizjuán. Sin pensármelo. Para un enfermo del Sevilla como soy yo no existe mayor gloria que haber defendido los colores y el escudo de mi equipo como lo he hecho durante once años.

¿Te lo han ofrecido?
–Jamás.

¿De tu marcha tuvo algo que ver la imagen que tenían de ti de Despeñaperros hacia arriba?
–Sin duda. Tuvo un alto porcentaje de cara a mi cese. Estoy convencido que los que por entonces mandaban en el club al tomar la decisión les pesó más el sambenito que me tenían colgado por ahí y con el cual ya me había acostumbrado a convivir que mi faceta profesional. Pero no me siento decepcionado porque he disfrutado muchísimo.

¿Tienes aún alguna cuenta pendiente con el club sevillista o con su entorno?
–No, no. Yo en su momento con la persona que tuvo mucha parte de culpa y que conmigo se portó “cochinamente” le dije lo que tenía que decirle y punto. El tiempo se encargará de pasarle factura.

Por cierto, ¿has recibido alguna vez ofertas de otros clubes para trabajar con ellos?
–Sí. He tenido dos propuestas, interesantes ambas, pero entendí que no era el momento. Una fue el año pasado y otra, el anterior. Me costaría verme con el chándal y con el escudo en el pecho de un equipo que no sea el mío.

¿Cuál consideras que ha sido el mejor futbolista del Sevilla que ha pasado por delante tuya cuando fuiste delegado?
–Sin duda, José Antonio Reyes. El mejor. Y no me recuerdes a los Dani Alves, Navas, Kanouté, Luis Fabiano... Esos los tengo yo ya en la mente, pero ninguno como Reyes. Por sus condiciones, si él hubiera querido, hoy en la selección jugarían Casillas, Reyes y nueve más.

¿Considera que es injusto el trato que siempre se le ha dado desde el sevillismo a Sergio Ramos desde que se marchó?
–Lo veo injustísimo, pero no de ahora, sino desde el minuto uno en el que se fue de aquí porque la lectura que nos vendieron a todos los sevillistas no era ni mucho menos la realidad. Yo conozco la versión de ambas partes y por medio la mía y la ilusión de Sergio Ramos era portar el brazalete de capitán del Sevilla. Lo único que pidió Sergio al club fue cobrar similar que otros compañeros que cobraban hasta ocho veces más que él. Paralelamente se metió por medio la oferta del Real Madrid y ya todos sabemos el final de aquella historia.

¿Pagó la cláusula el Madrid?
–En la mañana de aquel 31 de agosto de 2005 las cuentas eran 20 millones más Arbeloa y Palencia. Es más, tal era así que Palencia ese día tenía las maletas hechas para venirse a Nervión.

 

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