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Sábado 20/04/2024  

Educar para el futuro

Utilizar la ignorancia como herramienta para alterar el orden social

La ignorancia lo destruye todo y desde luego una de las formas más eficientes de alterar el orden social es mantener ignorantes a los ciudadanos

Publicado: 22/05/2020 ·
11:53
· Actualizado: 22/05/2020 · 11:55
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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En esta columna – como su nombre indica – planteo cuestiones entorno a educar para el futuro a personas como parte de la sociedad y esto no puede hacerse ocultándoles la realidad, pues el conocimiento es necesario para tomar las decisiones en pleno ejercicio de la libertad. Por ello hay que impedir que se manipulen los hechos y se mienta, algo que demasiados políticos hacen aprovechando todo momento y recurso para transformar la educación en manipulación y adoctrinamiento.

A la anarquista Emma Goldman (una referente para el feminismo radical) se le atribuye la frase el elemento más violento en la sociedad es la ignorancia, por lo cual supongo que esto lo sabe todo político de ideas radicales que quiera cambiar la sociedad.

La ignorancia lo destruye todo y desde luego una de las formas más eficientes de alterar el orden social es mantener ignorantes a los ciudadanos, dando igual en que asunto con tal de que sea grave.

Los que hacen esto (extremistas de la tendencia que sea) fomentan la desconfianza para favorecer el desconcierto que conduce al caos social que luego pueden encausar para imponer su ideología. Llevo semanas denunciando y advirtiendo sobre cómo esta crisis sanitaria se gestiona con engaños descarados, ocultando al ciudadano la información y manipulándola (como los datos de contagios, ingresos en UCI y muertes en España anteriores al ocho de marzo).

Se desconoce la situación real de la pandemia actualmente y se desconfía de quienes la gestionan, porque justifican lo injustificable (como no actuar antes y la falta de medios), porque cambian posturas sobre necesidades y formas de actuar (como con el uso de mascarillas), porque hablan de nueva normalidad como si implicase progreso y la anterior fuese malo (ocultando maniobras políticas de ingeniería social), porque usan el palabro desescalada (como si antes hubiésemos llegado a algún sitio), porque para salir de la reclusión establecen hojas de ruta confusas y politizadas (causando desazón y división ciudadana), porque ponen normas a veces insalvables a ciertas actividades comerciales (como el turismo) pero permiten otras con curiosas restricciones de aforo (como conciertos, cines y teatros), porque abusan de su posición de poder para recortar libertades democráticas (como manifestarse y expresarse contra la actuación del Gobierno).

Para volver a la normalidad es imprescindible que cada ciudadano se responsabilice de sus acciones y para concienciarse debe conocer la situación, porque aunque la pandemia se atenúe no puede bajarse la guardia.

Pero no podemos permanecer quietos ante políticos que llevan meses falseando la situación dando solo cifras estadísticas que ni informan ni conciencian a nadie de la gravedad real y hacen que se dude sobre acatar sin más unas desconcertantes normas que están arruinando nuestro futuro. Recuerden: no podemos olvidar. Fuerza y salud.

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