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12/05/2024  

El Puerto

Vampiros en El Puerto

La novela de François Pérez, Anochecer en El

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  • La presentación del libro.

Si hay un libro ambientado en El Puerto que tiene un humor singular y una buena dosis de contextualización, en rincones como el hotel Monasterio, el Castillo de San Marcos o las instalaciones de las Bodegas de Osborne es Anochecer en El Puerto, de François Pérez Ayrault.

Es la ópera prima de este autor, que se quedó prendado hace años cuando, por motivos laborales, acudió a El Puerto a una convención. Y de ahí ha extraído muchas de las vivencias que plasma en su libro. Su intención, a pesar de lo abrumado que se sintió el día de su puesta de largo en la ciudad, es “que lo lea alguien de Casteldefells y vaya a internet a buscar las imágenes que describo y digá qué buen sitio para pasar las vacaciones. Al igual que uno del País Vasco, Buenos Aires o Argentina!.

Asegura que el lector habrá leído otros relatos sobre vampiros y habrá podido ver series ambientadas en dicho tema, pero sin duda “nunca habrá visto nada de vampiros en El Puerto”, por lo que es un ejercicio que hay que hacer, de obligado cumplimiento. Asegura que “se trata de un género que combina terror y miedo con humor”.

La historia trata de dos detectives, Martínez y Manteca, que se encuentran con una situación complicada en El Puerto, la de luchar contra los vampiros, aquellos que en principio deberían datar del siglo XV. Así, se identifica como “una entensión de Martínez y Manteca”, pues “uno escribe lo que es, lo que sabe y lo que ha experimentado”.

La presentación del autor la hizo el abogado Enrique Bartolomé, aunque en principio iba a ser el archiconocido Manuel Morillo quien iba a correr dicha suerte, pero un problema de salud no le permitió llevar a buen término dicho reto, a pesar de que asistió al encuentro. Sin duda, destaca la capacidad que tiene la novela para atraer al lector, “me la leí en cuatro tardes”. Confirma que “es un texto agradable de leer, con humor directo, insolente y bañado en inocencia. Nos divertimos y a la vez reflexionamos. COmienza de forma suave pero  después no puedes quitar la vista”, explica. 

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