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Game over

El Racing Portuense terminó en el último partido liguero (2-0) con más pena que gloria, ante un Antoniano que descendió a pesar de vencer.

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Hay partidos sin historias e historias con partidos. Y de igual modo, triunfos sin valor y derrotas con su peso en oro. El Racing Club Portuense echó el cierre ante el Atlético Antoniano y puso el punto y final a la temporada con más incógnitas y dudas que nunca.

Abstraerse de lo extradeportivo es tan complicado como motivar y alentar a unos jugadores ante un encuentro sin ilusión.

El encuentro no tuvo ni la brillantez ni la intensidad que se esperaba en la previa. Partido para olvidar y sin nada destacable por parte de ninguno. Detalles que no hicieron sino emborronar un cierre de ejercicio, donde lo extradeportivo tomó el protagonismo ante un futuro sentenciado.

Los portuenses, con la salvación deportiva sellada semanas atrás y con un equipo de circunstancias antes bajas más o menos justificadas, se encontraron con un Antoniano que se jugaba el ser o no ser en la categoría. Y es que el compromiso encontrado semanas atrás, hizo que algunas bajas desentonaran en un desprecio a los compañeros y a la institución representada.

Los sevillanos, a pesar de la victoria, certificaron su descenso en los compases finales, dejando la desolación ante los suyos. Por segundo año consecutivo, el Ayamonte salió de la quema por la diferencia de goles.

Por su parte, los racinguistas, que firmaron un encuentro para olvidar, demostraron que sin nada en juego, los noventa minutos resultaron ser tediosos e insulsos, ante un rival con muchas limitaciones y con más ilusión que calidad en sus botas.

Sin motivación, sin espíritu de lucha y sin ritmo, el deambular resultó eterno para los presentes. Las obligaciones sevillanas se manifestaron en los primeros minutos del choque con una llegada tras otra al marco defendido por un Chico inseguro e impreciso.

Con un once de circunstancias y con muchas variaciones, los portuenses desbordados y ausentes, se las vieron y se las desearon para neutralizar las continúas llegadas lebrijanas.

La complicación a la hora de sacar el balón jugado y la imposibilidad de fabricar dos pases seguidos, tuvo en el tiempo de descuento el primer córner lanzado hacia el portal de Alex. Todo un ejercicio de intenciones y de desmotivación, que puso en bandeja una victoria tan clara como inocua para un Antoniano que descendió.

El Racing perdió entre la incertidumbre de su futuro incierto, en un partido que tendrá más historia que lo que reflejó el frío marcador.

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