Oskar Panizza: ‘El Concilio de Amor’

Publicado: 16/03/2020
Autor

Carlos Manuel López

Carlos Manuel López Ramos es escritor y crítico literario. Consejero Asesor de la Fundación Caballero Bonald

El sexo de los libros

El blog 'El sexo de los libros' está dedicado a la literatura desde un punto de vista esencialmente filosófico e ideológico

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Para André Breton, 'El Concilio de Amor' es “una obra maestra de la perdición”.
La obra más famosa del escritor alemán Oskar Panizza (1853-1921) es la “tragedia celestial” escrita en 1894 y publicada en 1896 con el título El Concilio del Amor (Das Liebeskonzil), un drama satírico anticatólico (en cinco actos) de carácter grotesco y violento  sin precedentes en la historia literaria, el cual explica la aparición repentina de la sífilis a fines del siglo XV como la acción divina encargada al Diablo para castigar a una humanidad depravada, y en la que se aborda la imagen católica de Dios, la piedad hipócrita y la decadencia de los papas del Renacimiento.

La escena de la acción es el Cielo, el Infierno y la corte del papa Alejandro VI Borgia, de origen español (Valencia) en 1495. Encontramos a un Dios Padre, senil y frágil, a un Cristo decrépito y debilitado y a una Virgen María, obsesionada por el sexo y cansada de su virginidad, que reciben noticias de los escándalos de la tierra, especialmente en Nápoles, y de las bacanales en la corte pontificia. En Semana Santa, observan el Palacio del Vaticano y presencian los juegos obscenos y las intrigas de la sociedad palatina. Por esta razón negocian un trato con el Demonio, que inventa un castigo terrible que se pone en marcha de inmediato. A pesar de todo, las almas de los hombres debían permanecer redimibles, ya que el poder creativo de Dios se ha agotado y ya no puede crear nuevas personas, por lo que depende de las existentes. A cambio, el Diablo exige un pórtico espléndido para un Infierno que se halla en mal estado, el derecho a horas de consulta no anunciadas con Dios y, sobre todo, la libertad de difundir sus pensamientos, porque “cuando alguien piensa y no se le permite compartir sus pensamientos con los demás, esto es lo más horrible” El castigo del Diablo será la sífilis o “plaga del placer”. Para traerla a la tierra, el Diablo engendra con Salomé, la figura más astuta del infierno, a la “mujer”, una mujer irresistiblemente hermosa que primero infecta al papa, luego a los cardenales, los obispos y finalmente al resto de la jerarquía eclesiástica con la enfermedad que se está extendiendo rápidamente por toda la humanidad.

Las influencias perceptibles en El Concilio de Amor son, en particular , la obra Germania, publicada en 1800 bajo el seudónimo de Padre Elías, una tragedia con motivos similares a la de Panizza. Otros modelos, que el mismo Panizza reconoció, son el  Fausto de Goethe (1808-1832), La guerra de los dioses antiguos y modernos de Évariste de Forges de Parny (1799), La caída de Lucifer de Sebastian Sailer (siglo XVIII y posterior a 1738) y los dramas jesuitas alegóricos con sus escenas del Cielo y el Infierno y las representaciones de todos los vicios. El Concilio de Amor está dedicado a la memoria de Ulrich von Hutten (alemán, Caballero del Imperio, humanista y propagandista de la Reforma, 1488-1523) que tenía sífilis y murió después de un largo período de sufrimiento. 

Esta obra teatral, que puede leerse como una novela dialogada,  está marcada por una poesía desbordante, negra y despiadada gracias a la cual el Diablo, creador por encargo del Sumo Hacedor de la sífilis, se convierte en el más grande exponente de la dignidad humana. 

La sátira anticatólica (impresa en Suiza) se convirtió en el mayor escándalo literario en la década de 1890. Recibió el apoyo de importantes personalidades de la literatura alemana, sin embargo, el libro fue pronto requisado de las librerías y se presentaron cargos por blasfemia contra Panizza. El caso, que realmente acabó siendo un proceso contra la modernidad, tuvo gran repercusión en la prensa de Alemania. Durante el juicio, Panizza, que se declaró ateo y cuya actitud desafiante le perjudicó judicialmente, se perfiló como héroe de la libertad de la era moderna. La condena fue inevitable y la sentencia severa.

La crítica de Panizza, cercano a Max Stirner, se centra en su impugnación del “ilusionismo” (Ilusionismo y salvación de la personalidad. Bosquejo de una cosmovisión, 1895). Para el individuo el mundo exterior sólo existe como una proyección de su mente (“espectralidad del pensamiento”) en forma de alucinaciones con apariencia de realidad, algo que se interpreta como reflejo de la enfermedad psíquica, de connotaciones paranoicas, que padecía Panizza (él mismo llegó a autodiagnosticarse una “disociación de la personalidad”). La conclusión de Panizza es definitivamente radical: “si no destruimos el pensamiento, el pensamiento nos destruye”.  

No se le permitía publicar; y no lo hizo, salvo algunos artículos bajo seudónimo en periódicos y  revistas. Su estancia en prisión estuvo plagada de torturas psicológicas. En la cárcel, Panizza alcanzó una comprensión política que podríamos denominar anti-sistema por su crítica al poder del Estado y su influjo alienante y represivo en la estructura social. Todo el resto de su vida fue una sucesión de conflictos y sinsabores que incrementaron sus desequilibrios.

El último libro de Panizza, el libro de poesía Parisjana (1899), se convirtió en una declaración personal de guerra al emperador alemán, un panfleto con una agudeza que Panizza nunca antes había logrado. En las composiciones, artísticamente menos ambiciosas, se manifestó aún más crítico con el odiado Kaiser, y vio a Alemania como un Estado de clase intolerable en el que la gente y el arte serían oprimidos, por lo que hizo un llamamiento a uuna imprecisa “revolución”. La salud mental y el estado de ánimo de Panizza fueron deteriorándose exponencialmente, muriendo después de su reclusión en un sanatorio durante 16 años.

Para André Breton, El Concilio de Amor es “una obra maestra de la perdición”.

 

 

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