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La tensión regional provoca la caída del gobierno belga

La tensión entre flamencos y francófonos provocó ayer la caída inesperada del gobierno belga que preside el democristiano flamenco Yves Leterme, en el peor de los momentos para este país acosado por la crisis económica y en puertas de presidir la Unión Europea.

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La tensión entre flamencos y francófonos provocó ayer la caída inesperada del gobierno belga que preside el democristiano flamenco Yves Leterme, en el peor de los momentos para este país acosado por la crisis económica y en puertas de presidir la Unión Europea.

La responsabilidad de este nuevo caos la han asumido en solitario los liberales flamencos del Open VLD, con su exigencia de hallar una solución inmediata al contencioso de los francófonos que viven en la periferia de Bruselas, que lleva décadas envenenando la vida política belga.


La decisión de retirarse del gobierno federal, tomada esta mañana por sorpresa por la joven dirección del Open VLD, ha desencadenado la inmediata caída del segundo gabinete de Leterme y ha sumido al país en la confusión más completa.

Apenas cinco meses después de su regreso como primer ministro, Leterme acudió ayer al Palacio de Laeken para presentar su dimisión al rey, la quinta desde que ganó las últimas elecciones en junio de 2007, aunque no todas como jefe de gobierno.

El Rey Alberto II mantiene "en suspenso" su respuesta, según un comunicado de Palacio, que subraya lo "inoportuno" de esta crisis política, ya que puede suponer "un grave perjuicio para el bienestar económico y social de los ciudadanos y para el papel de Bélgica en el plano europeo".

Bélgica, en efecto, apenas se ha recuperado de la grave crisis financiera y económica de 2008, que está provocando el cierre de numerosas empresas como la fábrica de Opel en Amberes, y se prepara para recibir de España dentro de dos meses escasos el testigo de la presidencia rotatoria semestral de la Unión Europea.

La eurodiputada ecologista belga Isabelle Durant ha asegurado que esta crisis "mina gravemente la imagen de Bélgica en la Unión", porque el país era considerado hasta ahora "como una máquina de hacer compromisos".

Los dirigentes de todos los partidos de la mayoría –democristianos flamencos, socialistas, liberales y humanistas francófonos– han criticado la maniobra del Open VLD que atribuyen a intereses exclusivamente electoralistas. efe

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