Unas 15.000 personas apoyaron con su presencia la última parada de una marcha iniciada hace doce días por los padres de Guilad Shalit, el soldado israelí capturado por milicias palestinas hace cuatro años, que concluyó ayer en Jerusalén.

El Parque de la Independencia fue el escenario elegido para la penúltima parada de los participantes en la caminata y donde se desarrolló un acto en el que intervino Aviva Shalit, madre del militar, que arrancó emotivos aplausos de un público entregado a la solidaridad con una de las familias más conocidas de Israel.

“El regreso de Guilad sólo reforzará la confianza de nuestros luchadores (...) No renunciaremos a Guilad y no permitiremos que vosotros renunciéis a él”, manifestó la progenitora dirigiéndose directamente a los miembros del Gobierno israelí.

El conflicto entre Israel y los palestinos es un largo proceso y que “no empieza con Shalit ni acabará con él”.
Sobre un escenario con un telón de fondo blanquiazul, colores de la bandera de Israel, en el que se podía leer “el pueblo elige traer de vuelta a Shalit”, la madre subrayó que el titular de Defensa, Ehud Barak, “dice que se puede
soportar el riesgo” que conllevaría un canje de presos con Hamás.

La última parada es frente la Oficina del Primer Ministro, Benjamín Netanyahu, familiares y amigos que recuerdan los días y las noches que lleva cautivo el soldado, que hoy tiene 23 años.

Allí, los padres pretenden permanecer hasta que su hijo sea liberado, y para ello no cejarán en sus exigencias al Gobierno para que acepte un canje de presos con el movimiento islamista Hamás.

Iniciada el 27 de junio en la Galilea los organizadores calculan que 200.000 personas se han sumado a lo largo de los días a la marcha que ha recorrido unos 200 kilómetros.