Según fuentes del la Federación Internacional de Trabajadores de Transporte (ITF), los 300 tripulantes y trabajadores del crucero esperan reunirse con un representante de Happy Cruises, que el pasado 25 de septiembre anunció el cese de su actividad, para que se les abone el salario que se les adeuda y se inicie su repatriación.
Los trabajadores llevan dos meses sin cobrar y permanecerán a bordo del barco hasta que se dé una salida a su situación. Según han declarado, están “físicamente bien pero, psicológicamente, muy mal”.
Otro caso
Por su parte, el Ocean Pearl, un crucero más pequeño y con menos tripulación, sigue fondeado en la zona este del puerto de Gibraltar, donde podrá atracar próximamente. En las mismas circunstancias se encuentra otro buque de la misma compañía, el Happy Dolphin, en Venecia.
El Gemini, tras desembarcar a su pasaje en Málaga el pasado domingo, recibió órdenes de navegar a Barcelona, aunque, antes de llegar al puerto de la Ciudad Condal, se le indicó que se dirigiera a Gibraltar, donde, según las fuentes sindicales, ha estado “tres o cuatro días” con sus trabajadores, de una treintena de nacionalidades, a bordo “dando vueltas” por el Estrecho.
La compañía de cruceros Happy Cruises (Quail Travel Group) canceló la semana pasada las salidas de sus barcos, una decisión que comunicó a las agencias de viaje, a las que explicó que la medida se debía a que no podía garantizar la prestación de sus servicios habituales.
Ante la suspensión de los cruceros, Happy Cruises pidió a las agencias que informaran a los pasajeros afectados de dichas cancelaciones para que no acudieran a los aeropuertos ni puertos de embarque, mientras que éstas se ponían en contacto con otras navieras que operan en España para intentar recolocarlos.