En la primera sesión del juicio con jurado que se celebra en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería, el fiscal y la acusación particular han solicitado para el acusado, J.S.I, de 33 años y nacionalidad boliviana, al igual que la víctima, una pena de 25 años de prisión por un delito de asesinato con la agravante de parentesco.
Asimismo, han pedido una indemnización de 200.000 euros para cada uno de los dos hijos de 5 y 7 años que tenía con su esposa, M.R.E., que tenía 26 años en el momento de su muerte.
El acusado, que confesó su autoría ante la Policía, ha asegurado que no se acuerda de cómo se produjo la agresión y que sólo recuerda ver a su esposa tirada e inmóvil en el suelo del dormitorio conyugal en un "charco de sangre" mientras él sujetaba con las manos la piqueta y la navaja, que han sido exhibidas a los miembros del jurado.
El crimen se produjo sobre las 2.00 horas del 18 de febrero de 2010 en una vivienda de la calle Poeta Gonzalo de Berceo, en la capital almeriense, mientras la prima-hermana del agresor y los hijos dormían en otras habitaciones, según ha reconocido el acusado, que ante el juzgado de instrucción aseguró que los menores no se encontraban en el piso en el momento del suceso.
El acusado ha explicado que tuvo conocimiento de la infidelidad de su esposa por un correo electrónico que recibió en su cuenta personal, cuatro días antes del crimen.
El correo, ha señalado a preguntas de la fiscal, contenía unas "cartas continuadas" y una conversación de chat entre la víctima y su "amante", que evidenciaban una "relación sentimental y sexual".
Al hablarle del correo, la mujer admitió la infidelidad, pero le dijo que había sido un "error", que era él a quien quería, y le pidió una nueva "oportunidad", a lo que él accedió sin creerla "al cien por cien", ha admitido.
Cuatro días más tarde, cuando ambos se encontraban por la noche en el dormitorio -él viendo la televisión y ella delante del ordenador-, la mujer comenzó a insultarle y a decirle que era "poco hombre" y un "muerto de hambre", ha asegurado.
El acusado, según ha explicado, intentó calmar la discusión, pero ella le agarró y le dio varias bofetadas, y lo siguiente que recuerda es verla en el suelo sangrando.
Ha asegurado que no recuerda haber visto las lesiones producidas en la cabeza con la piqueta, y que procedió a taponar la herida del cuello con una tela que encontró en la habitación.
A continuación, llamó a su hermano, al que no contó nada, para que se llevase a los niños, y despertó a su hermana para que alertara a la Policía, que le detuvo poco después.
Según el relato de la fiscal, al que se adhiere la acusación particular, el hombre decidió acabar con la vida de su mujer tras tener conocimiento de su infidelidad "y para ello colocó una piqueta debajo de la cama" del dormitorio "esperando el momento oportuno para ello".
El acusado ha explicado que guardaba debajo de la cama la piqueta junto con otras herramientas procedentes de su trabajo de albañilería para que no las cogieran los niños y porque a veces tenía que hacer trabajos en casa, y sobre la navaja ha dicho que ya estaba en la casa cuando la familia entró a vivir en alquiler.
El hombre escribió una nota en la que decía que había matado a su mujer y a sus hijos, y después se había suicidado, pero en el juicio ha asegurado que lo hizo en un momento de "turbación" por lo ocurrido y que sería "incapaz de hacerlo".