Además de para abordar la catástrofe en la cumbre, Berlusconi justificó la decisión de trasladar la reunión el G8 por varios motivos, entre ellos, el ahorro de los 220 millones de euros que costaría en La Magdalena y que podrán ser destinados a L'Aquila, donde tendrá lugar un encuentro mucho más sobrio y austero.
"Hemos propuesto gastar doscientos millones de euros de más en la reconstrucción de Los Abruzos", dijo Berlusconi, quien informó de que la cumbre se celebrará en el cuartel de la Escuela de la Guardia de Finanzas, centro de operaciones tras la tragedia del seísmo.
"Hemos tenido la fortuna de encontrar un complejo que puede acoger todos los ámbitos posibles. ¿Qué sede es más apropiada que una tierra herida por el terremoto?", añadió.
Según el político, el G8 en L'Aquila puede ser, incluso, más seguro del que estaba previsto que se celebrase en La Magdalena, pues Berlusconi no cree que en la capital de Los Abruzos los grupos antiglobalización "tengan el deseo y el corazón de hacer manifestaciones duras".
"La Magdalena habría sido demasiado bella y habría sido un G8 que no estuviera en consonancia con el momento que atravesamos por la crisis económica. Hemos pensado así que la solución más sobria habría sido más adecuada", apuntó el primer ministro.
Sobre los fondos aprobados en el conocido como Decreto ley de Los Abruzos, Berlusconi informó de que ascienden a 8.000 millones de euros por un periodo de tres años y con los que se hace frente a la tragedia sin necesidad de "meter las manos en los bolsillos de los italianos".
El presidente del Gobierno italiano informó además de que ya se ha establecido una lista con 44 bienes artísticos, entre los que hay "muchísimas iglesias", cuya reconstrucción podrá ser financiada por los Gobiernos de otros países, a los que Berlusconi tiene intención de llamar próximamente.
Ya han sido identificadas, según el mandatario, 15 zonas en la región de Los Abruzos en las que intervenir con cemento armado para edificar casas capaces de soportar las sacudidas sísmicas.
"El desafío es construir estas casas antes de que llegue el frío", dijo Berlusconi, un desafío para el que el Ministerio de Economía italiano ha puesto a disposición 700 millones de euros.