La situación económica se está poniendo complicada, no hay que irse lejos, lo estamos viendo muy cerca...
La situación económica se está poniendo complicada, no hay que irse lejos, lo estamos viendo muy cerca, con unas cifras de paro en nuestra propia ciudad que son realmente escandalosas y que nos hacen volver la vista a estados que no se daban desde hace quince años atrás y que nos parecía que nunca más se podrían volver a repetir. La cifra de parados es muy elevada y dentro de ese conjunto resulta muy llamativo el dato de que en el sector de la construcción el desempleo se ha multiplicado por tres en el último año, lo que nos da idea del panorama en lo que hasta hace bien poco ha sido el motor económico. En consecuencia la situación está muy deteriorada, pues al alarmante paro que es una de las magnitudes de más calado también en el aspecto social, pues cada parado es una persona con una situación determinada y normalmente una familia detrás, es decir, un drama, hay otras muchas situaciones, sobre todo en el mundo de la empresa, que tienden a la desesperación, como acaba de poner de manifiesto un estudio de la Cámara de Comercio de Jaén.
Por lo que se refiere al panorama nacional las cosas no son diferentes. Mientras que se anuncian medidas extraordinarias contra la crisis, como el aplazamiento parcial a desempleados de los pagos de hipotecas de viviendas no superiores a 170.000 euros o la ayuda de 1.500 euros para los empresarios que contraten a parados o a mujeres maltratadas, los partidos aumentan sus asignaciones por encima del IPC e inflan a impuestos a los ciudadanos con nuevas revisiones, desde el recibo de la luz hasta el transporte público. Ya no hay excusa ni más margen para mantener un sistema en el que el ciudadano no pinta nada, en el que la clase dirigente medra y obtiene beneficios sin que nadie cuestione sus acciones. Si nadie lo remedia, será el ciudadano el que solucione el problema creado no sólo en EEUU, sino también en el resto del mundo, incluida España. Con una sangría laboral sin precedentes, batiendo el récord mundial de despidos en un mes, con empresas que no pueden hacer frente a los pagos de la Seguridad Social y millares cerrando mes a mes, con familias acudiendo a los comedores sociales y esquivando a los acreedores, el presidente Zapatero, que acude a la cumbre de Washington por la benevolencia de Sarkozy, habla de acudir al G-20 para hablar del hambre en el mundo y del cambio climático... Las facturas de la luz de La Moncloa, la lista interminable de asesores y otras actitudes lejanas al mínimo decoro y ejemplo de austeridad en muchos políticos, con lo que da la impresión de que ésta no es su crisis, remarcan el nivel de injusticia al que se ha llegado. La nula participación de los ciudadanos hace que cada vez estén más indignados con los partidos, sin excepción, lo cual crea un estado de pesimismo que empieza a invadir el ambiente. Ojalá nos equivoquemos en el diagnóstico.