El propio líder de la oposición dejaba entrever su cansancio cuando el pasado viernes se veía obligado a dar explicaciones una vez más
Las acusaciones del extesorero del PP Luis Bárcenas, que ha denunciado una caja B desde tiempos de Alianza Popular, no preocupan en el partido de Pablo Casado, escéptico ante la carta de un preso, pero sí generan frustración por obstaculizar su labor de oposición.
El propio líder de la oposición dejaba entrever su cansancio cuando el pasado viernes se veía obligado a dar explicaciones una vez más acerca de los casos de corrupción del pasado y, de nuevo, intentaba desvincularse de sus predecesores, a los que en otras ocasiones ha alabado.
"Ese PP ya no existe", afirmó en Cope y defendió que los militantes le eligieron en primarias precisamente "para pasar página de cualquier conducta no ejemplar en el partido".
Sin embargo, las acusaciones del extesorero, el juicio sobre los papeles de Bárcenas que empieza este lunes y la comisión de investigación sobre el uso de fondos reservados para destruir pruebas contra el PP, le dificultan dejar ese tiempo atrás.
Tanto que el PP decidió pasar al ataque y culpar al PSOE de filtrar un escrito que ha coincidido con la campaña electoral en Cataluña.
Desde la dirección nacional del partido restan importancia a las acusaciones. "Aburren", dijo de primeras el portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto. Preocupación, "ninguna", señala a Efe otro alto cargo de Génova 13.
También los hay más precavidos. En la dirección hay quien cree que la supuesta financiación irregular es un tema ya amortizado, que no daña al PP, pero con una salvedad: la incógnita de si Bárcenas puede aportar algo que realmente afecte al expresidente Mariano Rajoy.
Rajoy ha sido señalado por Bárcenas como uno de los dirigentes que cobraban sobresueldos en negro que procedían de donativos de empresas, algunas a cambio de concesiones de contratos públicos.
El extesorero añade ahora que el expresidente tuvo en sus manos pruebas de esta contabilidad paralela y que las trituró. Hasta ahora Rajoy no ha sido investigado en ninguna de las causas abiertas, donde sí ha tenido que declarar en calidad de testigo.
Si las sospechas de corrupción se lograsen probar cambiaría la dimensión de las tramas que acosan al PP, más si logran salpicar al expresidente José María Aznar, padrino político de Casado, quien también fue vicesecretario de Comunicación con Rajoy.
En público, los diferentes dirigentes preguntados por Rajoy han mantenido su confianza en la honestidad del exdirigente gallego. Lo han hecho Javier Maroto o el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo.
En privado también hay dirigentes que se posicionan y ven "imposible" que Rajoy estuviera al tanto de la caja B como denuncia Bárcenas. Quien afirma tales acusaciones no conoce al expresidente, recalcan.
Pese a que los casos de corrupción no generen en sí mismos preocupación, sí provoca desasosiego su efecto sobre la labor de oposición porque los esfuerzos para erigirse en alternativa a Pedro Sánchez se diluyen cuando es el caso Bárcenas lo que copa los titulares y la atención mediática.
Da igual el tiempo que pase -doce años desde las primeras detenciones de Gürtel y ocho desde que se publicaron las anotaciones de supuestos sobresueldos en negro a la cúpula del PP- los 'populares' siguen en el día de la marmota respecto a estas polémicas.
Es "desagradable", "lastimoso", una "tortura", ilustran desde el grupo de los 'populares' en el Congreso, y acusan a la izquierda y el resto de partidos de saltarse las reglas de juego por iniciar una comisión de investigación sobre un caso que todavía se está instruyendo, el caso Kitchen.
El tema de debate en la Cámara baja debería ser el decreto de los fondos europeos, la vacunación, la evolución de la pandemia o la crisis económica y no casos de hace más de una década que no están vinculados con los actuales responsables del PP, señalan las mismas fuentes.
Y consideran que con la persecución a su partido y la polarización se impide la alternancia política, lo que supone desvestir de contrapesos a la democracia porque promueve la permanencia en el poder de la misma fuerza política.
Mientras los adversarios del PP le reclaman su refundación, los 'populares' admiten cada vez de forma más abierta la complejidad de la herencia recibida, unas siglas que no logran desprenderse de sospechas y ataques.
"Si Pablo Casado no hubiera ganado las primarias, hoy el Partido Popular estaría en disolución (...) el PP no merece pagar eternamente porque personas se hayan aprovechado de sus siglas", señalaba el secretario general del PP, Teodoro García Egea, en una entrevista en 13TV.