Un equipo de investigadores madrileños y andaluces ha evaluado por primera vez la diversidad de moluscos en el banco de Galicia, hallando 212 especies diferentes, de las cuales cinco son nuevas para la ciencia.
El trabajo ha sido elaborado por científicos de la Universidad de Málaga, del Centro de Investigación en Biodiversidad y Cambio Global de la Universidad Autónoma de Madrid (CIBC-UAM), del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, y del Instituto Español de Oceanografía.
Los autores han publicado una monografía sobre la variedad que hay en ese gran monte submarino que se encuentra a unos 222 kilómetros de la costa gallega.
El estudio pone en valor la importancia de esta aportación, recordando que los moluscos son un “componente importante” de todos los ecosistemas bentónicos marinos, en los que suelen sumar hasta una cuarta parte de las especies y una gran parte de los individuos y de la biomasa.
Por ello, la diversidad de moluscos puede utilizarse como un indicador de la biodiversidad total de una zona, según recoge la UAM en una nota.
La monografía publicada constituye un catálogo ampliamente ilustrado de las 212 especies de moluscos identificadas hasta ahora en el banco de Galicia, a partir del material recogido en 51 muestras tomadas entre 615 y 1.768 metros durante tres campañas diferentes.
Destacan los investigadores que el catálogo que aportan se presenta como una herramienta que facilitará la identificación de especies y el seguimiento futuro de esta área marina protegida.
Añaden que es “esperable” que esta lista aumente con futuros estudios en otros puntos del banco aún inexplorados, especialmente muestreando las zonas más profundas y las de mayor pendiente con métodos adecuados.
El banco de Galicia tiene unas dimensiones máximas de 60 por 84 kilómetros, y una superficie total de 2.368 kilómetros cuadrados, delimitada por la isobata de 1.600 metros.
Su cumbre es una extensa plataforma situada a partir de 615 metros de profundidad, cubierta en su mayor parte de sedimentos.
Este monte submarino fue descubierto en 1959 y, debido a su lejanía de la costa y gran profundidad, su fauna era “casi desconocida” hasta hace pocos años.
