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Galicia

Un rey a 80 metros de altura

Desde el minuto uno, a pie de plaza, quedó impresionado con la Ciudad de la Justicia que inauguró tras subirse a la terraza de la nueva construcción

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  • Felipe VI. -

Entre vivas al rey desembarcó Felipe VI este martes en Vigo, su primer viaje oficial tras un encuentro de once horas en Zarzuela con su padre en la víspera, y desde el minuto uno, a pie de plaza, quedó impresionado con la Ciudad de la Justicia que inauguró tras subirse a la terraza de la nueva construcción, a 80 metros de altura.

Se vino arriba, bromeó un trabajador una vez la comitiva de Casa Real abandonó el lugar. Se quedó realmente "impresionado", corroboró el presidente del Tribunal Supremo (TS) y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes.

En la imponente terraza de esta construcción cuyo arquitecto es Alfonso Penela, Felipe VI observó la majestuosa ría y mostró interés por las vistas varias de la metrópoli gallega, al tiempo que alabó la magnífica panorámica que hay a esa altura.

El monarca descubrió la placa y recorrió durante 120 minutos las instalaciones. Pudo ver la maqueta y recibir las explicaciones oportunas.

El solemne acto de este 24 de mayo marcará el inicio del traslado de los juzgados ubicados en la calle Lalín a este inmueble erigido en los años 50 del siglo pasado como uno de los rascacielos más altos de España y que hasta 2015 fue el principal hospital vigués.

En total, 44.000 metros cuadrados que alojarán 38 juzgados, las dos secciones de la Audiencia Provincial, la Fiscalía, la subdirección del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga), así como otros servicios judiciales, y, además, una escuela infantil.

Hubo una foto de familia nada más llegar y otra en la cumbre.

La expectación mediática ha sido grande en esta jornada y el despliegue de seguridad, igual. Pero la distancia impuesta, el cordón, se acortó una vez Felipe VI salió de la imponente construcción de color blanco.

"Por favor, Felipe", "Felipe, Felipe", "Majestad", escuchó de las personas que pacientemente lo habían aguardado y que esperaban poder verlo de cerca. Las terrazas de los bares colindantes (La Astilla, La Rocha, Benidorm e incluso la del Macumba, algo más alejado) quedaron despejadas para intentar una foto, un selfie, un estrechamiento de manos.

Ocurrió. El monarca se acercó a la valla y repartió besos, abrazos y regaló algunas palabras de cumplido a aquellos que intentaron una mínima conversación con él. "Qué ilusión", "qué guapo", "qué delgado", "qué amable", "qué educado" iba escuchando durante los cinco minutos largos que duró este paseo.

No fue posible saber si había oído algunas preguntas de la prensa, sobre todo dos, cómo fue su encuentro con el emérito, al que no veía desde agosto de 2020, cuando Juan Carlos I abandonó España debido a la polémica sobre sus finanzas; y qué tal se encuentra su madre, la reina Sofía, que tiene covid-19.

Antes del rey, a ese mismo público se dirigió el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, al que también llamaron "guapo" y consiguieron que él les lanzase besos, así como un saludo a mano alzada. Hubo algún tímido "fuera".

Y, después de Feijóo, abandonó la Ciudad de la Justicia el alcalde de Vigo y presidente de la FEMP, Abel Caballero. "Caballero es precioso", fue uno de los piropos que le regalaron. Y un "fuera" también se le dedicó. Él hizo con los dedos la señal de victoria.

Una vez despejada la zona de autoridades, las cafeterías aledañas volvieron a llenarse. Y el tema, en todas ellas, era el mismo: el del día.

La anécdota de la jornada corresponde al respetable, que confundió a la ministra de Justicia, Pilar Llop, con la reina Letizia. Así que ella recibió, sin esperarlo, los "viva la reina". Incluso hubo quien comentó que se había cambiado el color de pelo. 

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