La fase en la que prestaron declaración los afectados por el accidente de un Alvia en Santiago el 24 de julio de 2013, con el saldo de 80 muertos y cerca de centenar y medio de heridos, ha llegado a su término, para dar paso a otra, la de conclusiones e informes finales, que finalizaría el 27 de julio.
El Tribunal Superior de Justicia de Galicia ha comunicado este martes que desde el día 20 de este mes se han reservado todos los martes, miércoles y jueves, a excepción del 25 de julio por ser festivo, para la documental.
El 20, ha indicado el alto tribunal, es necesaria, en principio, la asistencia de todas las partes.
En la sesión correspondiente a esta jornada, los testigos, todos del grupo de afectados a los que representa el Ministerio Fiscal, han hablado de sus secuelas, de lo que recuerdan del descarrilamiento ("todo negro", "un temblor"), de la culpabilidad por seguir con vida y, en algunos casos, de la apremiante necesidad de "pasar página" al sentirse completamente indemnizados.
Pérdidas de conocimiento, más o menos prolongadas; estrés postraumático y dolencias físicas han sido algunos de los daños colaterales que han podido escucharse en la sala de la compostelana Ciudad de la Cultura habilitada para esta vista oral que comenzó el 5 de octubre de 2022.
Un joven ha declarado que hace una década, días después del topetazo del tren en el que iba como viajero, volvió a realizar el mismo trayecto, desde la estación madrileña de Chamartín hasta la capital gallega.
Creyó que por estadística era imposible que otro suceso similar se repitiese y que se habrían tomado todas las medidas. Con todo, cuando se montó recuerda que "no podía parar de llorar" y que en su mente volvió a ver "el polvo" y también a la gente "llorando y gritando".
Esta persona ha hecho hincapié en que la tecnología tendría que haber solventado cualquier potencial error humano, porque algo así "no puede depender de que frene una persona".
Él, antes de aquella tragedia en las vías que marcó su existencia, sintió brevemente como si estuviese sobre una silla "con dos patas" y en la semana siguiente experimentó la niebla mental, al habitar "en una nube".
Otro muchacho ha rememorado que era menor cuando todo aconteció y ha explicado que se sacó el carné de conducir en 2018, y, aunque maneja vehículos, le da pánico la "velocidad", sobre todo en las autopistas. Además, siente temor en lo que al transporte ferroviario se refiere.
Un chico más, que entonces tenía 15 años, ha apuntado que cree que hay "responsabilidades políticas" y que él necesita "pasar página".
El Alvia que hace casi diez años hizo que Galicia se tiñese de luto en la víspera del día de la Comunidad circulaba a más del doble de la velocidad permitida en una zona, la curva de A Grandeira, limitada a 80 kilómetros por hora.
Son dos los únicos acusados, el maquinista Francisco José Garzón Amo y el exresponsable de la seguridad en la circulación de Adif Andrés Cortabitarte.