El arquitecto David Chipperfield, ganador del Premio Pritzker en 2023, ha defendido la necesidad de reflexionar y debatir sobre el impacto que las distintas actividades humanas provocan en el entorno y ha lanzado una advertencia: "Ya no podemos hacer cosas sin comprender las consecuencias".
Chipperfield ha participado este viernes en la apertura oficiosa de Casa RIA, su nueva sede en Santiago de Compostela, que comenzará sus actividades oficiales el próximo 1 de julio.
Esta casa, situada en un edificio rehabilitado del casco histórico compostelano, alberga un espacio expositivo, salas de reuniones y conferencias, una residencia para estancias de investigadores y es la sede de la Fundación RIA y también del despacho en Santiago de Chipperfield Architects.
El edificio, un antiguo sanatorio situado frente la Escuela de Artes y Oficios y en las inmediaciones del mercado de abastos, acoge también una cantina regentada por el cocinero Iago Pazos, del popular Abastos 2.0, abierta al público en general y que seguirá los mismos principios de la fundación.
En una visita guiada a un grupo de periodistas, Chipperfield ha defendido su idea de la arquitectura y de la planificación, tanto en entornos urbanos como en el rural, así como el análisis del impacto que cada una de esas intervenciones tiene tanto en el medioambiente, como en la sociedad o en la economía.
"La idea de Casa RIA es expandir el programa de la fundación, de las actividades de los últimos siete años trabajando con la comunidad (local). Comenzamos con la ambición y la idea de intentar contribuir a los debates sobre el entorno, el construido y el medio ambiente. Como extranjero era una oportunidad para mí enfatizar a los gallegos el tesoro que tienen en su tierra y la importancia del entorno en la calidad de nuestras vidas", ha dicho el arquitecto inglés.
Con una relación con Galicia de varias décadas, tiene una casa diseñada por él mismo donde pasa largas temporadas en Corrubedo (A Coruña), Chipperfield sostiene que la idea de la fundación comenzó como un proyecto gallego pero se ha vuelto global, dada la importancia consolidada desde hace al menos diez años de que "el entorno es fundamental tanto para el clima, como para la idea de sociedad e incluso con cómo producimos nuestros alimentos".
"La comida nos conecta nuestra salud y con el ambiente, con la comunidad. Nos dimos cuenta de que es una historia de Galicia pero en realidad es una historia global", comenta el ganador del Pritzker.
En su opinión, es importante abrir un debate que "no es político, ni de izquierdas ni de derechas", y que no apela únicamente a las administraciones públicas o al sector privado, sino a los ciudadanos
"Avanzar tiene que ser la consecuencia de un acuerdo, de lograr un entendimiento sobre los problemas y de anticipar las acciones. Ya no podemos hacer cosas sin comprender las consecuencias", sostiene.
Ha recordado, de este modo, cómo en el pasado se hacían edificios nuevos, se abrían calles, se construían polígonos y otras edificaciones sin demasiado debate y sin embargo, explica, "ahora tenemos que pensar en el impacto ambiental, social y comercial, todo a la vez".
Por eso la fundación intenta abrir un debate en el que, entre todos, se pueda llegar soluciones.
Ha puesto como ejemplo los concursos realizados por las distintas administraciones públicas para rehabilitar una zona o área o planificarla desde cero, en los que, en su experiencia, el tema central de lo que se quiere hacer "no se argumenta demasiado bien".
En la fundación y en el estudio, ha dicho, están "muy interesados en ayudar (a las administraciones) a hacer las preguntas correctas sobre el concurso, porque las soluciones no vienen de los arquitectos (únicamente), sino de todo el mundo".
"No puedes lanzar un concurso e imaginar: a ver si hay una idea brillante de un arquitecto brillante", ha ejemplificado; sino que en su opinión -y es en lo que están "centrados e interesados" tanto en su fundación como el estudio- "hay que crear un buen entorno para buenos proyectos, incluso para otros arquitectos, más que en ser brillantes arquitectos".
Según Chipperfield, las críticas que hace en Galicia son "las mismas en Berlín, en Londres y en todas partes: la falta de buen planeamiento (urbanístico), de un buen sistema de gobernanza y cómo conseguir contratos y controlar las calidad. Es un problema universal", ha resumido.
En el despacho de Santiago de su estudio, abierto hace año y medio y dirigido por Rodrigo Antón, trabajan trece personas de distintas nacionalidades; mientras que en la Fundación -liderada por Manuel Rodríguez- trabajan otras diez personas.