Unos apuestan por dar una mayor excelencia a estos aperitivos y otros son partidarios de que todo siga "como siempre"
El debate sobre la gratuidad de las tapas, una de las señas de identidad de la gastronomía andaluza, está estos días encima de la mesa de bares, restaurantes e instituciones de Granada: unos apuestan por dar una mayor excelencia a estos aperitivos y otros son partidarios de que todo siga "como siempre".
Aunque entidades como la Cámara de Comercio y la Federación de Empresas de Turismo y Hostelería trabajan desde hace años para "dignificar" la cocina local y sumarla así a otros incuestionables atractivos que ya tiene la ciudad de la Alhambra, ha sido el propio alcalde, Francisco Cuenca, el que se ha metido recientemente en el ajo.
Durante la entrega de premios del renombrado certamen "Saborea sin prisas", concurso que precisamente ha dejado de denominarse "Granada de tapas", el regidor pareció poner coto a las tapas gratis: "El Ayuntamiento no va a promocionar más, por lo menos en lo que dependa de nosotros, las tapas gratis, nunca más", sentenció literalmente este pasado jueves.
Pese a que Cuenca trató de argumentar que lo que pretendía era apostar por una gastronomía "de excelencia", con la que Granada se potenciara frente a otros territorios que cuentan con más distinciones entre sus fogones, la contundencia de esta frase hizo que algunos lo quisieran mandar a freír espárragos.
"Vaya folletaica con lo de las tapas. ¡Cómo vamos a prohibirlas! Son parte de la esencia de Granada y las quiero en mi ciudad. También quiero que su gastronomía vaya a más y que podamos disfrutar de una delicia gastronómica", indicó el alcalde horas más tarde a través de su perfil en Twitter.
El chef Rafael Arroyo, jefe de cocina en el Restaurante El Claustro del Palacio de Santa Paula, está entre quienes se han sumado a esta sabrosa polémica al considerar que tapas y gastronomía pueden ser compatibles, pero que hay "ir de la mano y promocionar ambas por igual": "Granada es más que tapas", ha asegurado en internet.
En una línea similar se sitúa Gregorio García, quien -como presidente de la Federación granadina de Hostelería y al frente además del Restaurante Oleum (Premio Nacional de Hostelería 2020)- aplaude la pertinencia e incluso la oportunidad de la controversia.
"Creo que se puede convivir con todo. El debate está servido, nunca mejor dicho, y es bueno si caminamos hacia una gastronomía de calidad", ha declarado a EFE García, partidario de que la cocina granadina defina mejor qué quiere ser y de estimular un turismo que atraiga a los paladares más exquisitos.
"La gente cada vez más, además de ver la Alhambra y el resto de la ciudad, quiere comer y comer bien", añade este chef, que apuesta asimismo por contar con cartas específicas de tapas al margen de las que se "regalan" como acompañamiento a una consumición de bebida y que ya forman parte de la historia y la promoción de la ciudad.
Mientras tanto, en la calle, hay opiniones para todos los gustos: desde quienes no conciben el final de las tapas gratis, los que las defienden como una manera económica de "llenar el estómago", los que son expertos en combinar estos aperitivos con raciones y aquellos que cuestionan la calidad y el tamaño que en algunos casos se ofrece.
"Salvo que pongan la bebida a poco más de un euro, por supuesto que las tapas deben seguir siendo gratis. No entiendo ni siquiera que esto pueda cuestionarse, aunque hay que reconocer que la calidad depende mucho del sitio", ha señalado sin pelos en la lengua a EFE Sabrina, vecina de La Chana, uno de los barrios de la ciudad con mayor tradición en tapas.