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Hablillas

La comida

Pocos o ninguno pudo comer con relativa tranquilidad, no por causa de los convidantes sino de los convidados.

Publicado: 02/05/2022 ·
20:40
· Actualizado: 02/05/2022 · 20:40
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Se ha convertido en un pretexto para reunirse, en un momento puramente social donde no se disfrutan de las viandas como se merecen, porque los asuntos a tratar esconden hasta el destierro el noble arte de la degustación. Si no que se lo cuenten a los invitados a palacio con motivo de los premios Cervantes. Pocos o ninguno pudo comer con relativa tranquilidad, no por causa de los convidantes sino de los convidados.

Pasada ya una semana de la conmemoración del día con libros, se nos va enfriando el calor al ver las fotos del saludo a los monarcas, un reportaje cuidado y completo donde hemos podido darnos cuenta por enésima vez de que entre los escritores también hay clases, a pesar del empeño en meterlos a todos en el mismo saco. Y al pasear por esa galería, por ese expositor de sonrisas andantes, la mente va enfermando con el arrastre del índice y se pregunta por las conversaciones con el vecino de mesa o el tiempo que pasó echando de menos otro lugar, otra cercanía,  otro contertulio; si hubo que sufrir hasta la tortura y el tormento las ocurrencias gratuitas disfrazadas de espontaneidad del convidado de enfrente; si gustó el segundo plato o se echó de menos el trozo de pan golpeando suavemente hasta reventar la yema de un huevo frito y otros muchos síes expresando probabilidades, dudas y deseos condicionando las respuestas, para concluir en un momento único e irrepetible gracias al dios de cada uno de los asistentes y a las ventas de sus obras respectivas.

Da miedo pensar en una cifra. Aterra aventurarse a la nómina de autores adscritos a este movimiento sin nombre que le será dado con los años, un movimiento donde habrá que buscar literatura escarbando entre blogs, tuits, stories y textos o enlaces con temática experiencial. A más de un convidado se le pasaría algo de esto por la cabeza, sobre todo a quienes practican el ejercicio sanador de la autocrítica, los que se llenan de satisfacción al hablar de títulos concretos, los que aprecian los recursos narrativos, los autores de cabecera, las tendencias que van descubriéndose en narrativa y la joven neoficción. Nos preguntamos si habrán podido charlar de estos detalles o comentar el libro que están leyendo. Probablemente habrán sido acallados antes de sonar como disparos, quedándose en el silencio que fluye al terminar la propuesta, como pasto para un monologuista.

A ver qué nos trae la Feria del Libro.

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