La víctima se ha convertido en verdugo. Eso es lo que le ha pasado a R.A.B., una mujer que trabajaba como asistenta en el domicilio de un médico y que en enero de 2011 denunció que había sido agredida sexualmente en la vivienda donde trabajaba por un repartidor oculto tras un casco de moto que, además de las vejaciones, robó 5.500 y quemó varios enseres del propietario tras advertir que se trataba de una venganza por motivos laborales.
Dos años y medio después, tanto su mujer como su hijo han sido condenados a un año de cárcel, respectivamente, en una sentencia de conformidad dictada este martes en el Juzgado de lo Penal número 1 de Huelva, por un delito de hurto, a lo que hay que sumar una multa de un año por simulación de delito y daños, más el pago de 9.000 euros de responsabilidad civil a las verdaderas víctimas, el médico propietario de la vivienda y su familia.
De este modo, lo que inicialmente parecía un macabro suceso de agresión sexual contra una empleada del hogar en el domicilio familiar de un médico, motivado por una represalia contra el facultativo que hacía poco había tenido un supuesto incidente laboral con un paciente, ha sido finalmente un montaje para simular un robo en un domicilio perpetrado por la supuesta víctima y su hijo.
Según indica en un comunicado el Colegio de Médicos de Huelva, que ha ejercido la acusación particular, “tras una minuciosa investigación judicial, las sospechas se fueron transformando en indicios racionales, hasta que finalmente, el hijo de la víctima inicial confesó que todo se trató de un montaje para obtener un lucro a través del robo, valiéndose de la confianza de su madre con respecto a las verdaderas víctimas, esto es, la familia para la que trabajaba como empleada del hogar”.
Hechos inventados
En el relato inventado de los hechos, la ahora condenada aseguró que había sido víctima de un asalto por parte de una persona que había entrado en la casa, esgrimiendo que era un repartidor a domicilio que venía a entregar un paquete, con un casto de motorista en la cabeza, y que sacó un martillo, la abofeteó, ató, amordazó y agredió sexualmente. Después, el supuesto agresor quemó varias prendas de ropa, fotos y otros enseres del médico.
Además, de las citadas penas, los dos condenados tienen una orden de alejamiento de esta familia.