Vuelta de tuerca a los estudios que hasta ahora se habían planteado sobre el problema medioambiental en las balsas de fosfoyesos. Los primeros resultados de campo del comité de expertos muestran una línea completamente nueva y que no se había abordado respecto a los apilamientos de las balsas.
“Se trata de la línea de la geología del subsuelo, que no se ha planteado en el proyecto de Fertiberia ni en bibliografías científicas”, según ha confesado el catedrático del área de Estratigrafía y Sedimentología de la Universidad de Huelva y presidente del comité de expertos, José Borrego, quien ha hecho hincapié en que “en las condiciones actuales el apilamiento de los fosfoyesos posiblemente no sea sostenible, porque no podemos afirmar ni negar las filtraciones a la ría. No sabemos cómo afectará la estabilidad de las balsas hasta que no se haga otra prueba”.
Todo ello en la Mesa de Participación de los Fosfoyesos celebrada este miércoles en el salón de plenos del Ayuntamiento de Huelva, donde han estado presentes diez especialistas -de las universidades de Huelva, Sevilla y Granada, del Instituto Geológico y Minero de España y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas-, así como el consejero de Medio Ambiente, José Fiscal; el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz; la subdelegada del Gobierno, Asunción Grávalos; y representantes de la oposición municipal, instituciones empresariales, organizaciones ecologistas, movimientos vecinales, sindicatos y distintos colectivos.
Según Borrego, “nos preocupa la afectación de la sobrepresión de los apilamientos en las propias balsas”, ya que “los datos nos han mostrado que están ocurriendo cosas que no eran esperables y que no conocíamos”.
Así, explica que “hemos aplicado unas técnicas que no son invasivas para determinar el estado del sustrato más inmediato a los apilamientos”, y las conclusiones “nos llevan a variar el esquema de trabajo realizado hasta ahora”.
Por lo tanto, los expertos necesitan saber la evolución en el tiempo y en el espacio “de esas estructuras que han aparecido en la periferia de los apilamientos en los fosfoyesos”, que han sido producidas “por una migración de fluidos que han destruido la estructura sedimentaria del entorno -que pueden alcanzar los 500 metros de longitud-”.
Esto se traduce en que “el agua que hay dentro de los fangos tiende a sobrepresionar la zona. Los fluidos se mueven y los fangos se vuelven más babosos. Ese barro empuja el material”, según ha manifestado Borrego. Así, la capacidad de resistencia del terreno se ve superada, más si cabe con la inestabilidad tectónica al estar la estructura flanqueada por fallas activas, por lo que pueden provocar el hundimiento de la superficie.
Esto es la teoría pero “se desconoce” como sería en la práctica. Por ello, el catedrático pide tiempo para determinar el nivel de erosión en la estructura y buscar una solución idónea para eliminar esa sobrepresión de los apilamientos, pero “siempre contemplando esta posibilidad”.
“No se pueden evaluar de momento los datos que tenemos. Sólo hay indicios”, ha concluido Borrego.
Una prórroga
Por el momento, el proyecto de Fertiberia se encuentra en fase de exposición pública y alegaciones. De ahí que el consejero José Fiscal haya anunciado que la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha pedido una ampliación de este periodo para así poder tener pleno conocimiento sobre el proyecto, estudiarlo con prudencia y evitar pronunciamientos apresurados.
“El proyecto nos ha llegado muy tarde y hemos recibido 7.000 folios. Creemos que nuestra petición es razonable para analizarlo con un mínimo de rigor. Esperamos que se nos conceda y, en cualquier caso, presentaremos las alegaciones siempre en tiempo y forma”, ha indicado Fiscal.
Fiscal ha sostenido que si se van a realizar estas alegaciones es porque en el tiempo en el que los técnicos de la Consejería llevan estudiando el proyecto consideran que es mejorable.