Dos años después del incendio, que se cumplen este lunes, en el paraje de Las Peñuelas en Moguer (Huelva), que afectó a un total de 10.340 hectáreas, en su mayor parte de titularidad pública y situadas en montes de los municipios de Almonte, Lucena del Puerto y la localidad moguereña, continúan los trabajos de reforestación en la zona dañada, tal y como diseñaron los expertos en el plan de restauración, mientras que la Junta de Andalucía ha ampliado los gastos de daños y extinción a 96,1 millones de euros, una cantidad que un principio se cifró en 73,2.
Según reza en el informe definitivo sobre afecciones y costes, al que ha tenido acceso Europa Press, los gastos abarcan desde las tareas de extinción hasta la restauración de toda la zona afectada por el fuego y el aprovechamiento de madera, leña, forestales o cinegético, la pérdida del valor recreativo, carriles bici, pasarelas, instalaciones o la muerte del lince 'Homer', entre otros.
A su vez, esta cantidad de 96 millones las Fiscalía de Huelva la ha redodeando hasta los 100 teniendo en cuenta que hay numerosas infraestructuras que se vieron dañadas que no son titularidad de esta administración, tales como cuatro líneas eléctricas de alta tensión, una línea telefónica, tres antenas de telefonía móvil, un cuartel de la Guardia Civil, el Parador Nacional de Mazagón, la zona de lanzamiento de cohetes experimentales del INTA, dos camping ocupados en el momento del incendio y que tuvieron que ser desalojados, gaseoductos e instalaciones de perforación, instalaciones militares del Campo de Tiro del Médano del Loro o cinco posos artesianos del Ayuntamiento de Moguer, entre otras.
Cabe recordar que el fuego, que comenzó a las 21,15 horas del 24 de junio de 2017 uniéndose muchos factores para su propagación con virulencia como la hora, los 42 grados de temperatura que hacía y vientos de más de 90 kilómetros por hora, obligó al desalojo de más de 2.000 personas, muchas de ellas alojadas en el Hotel Solvasa, en el Parador de Mazagón, en el camping Doñana, y otros vecinos las casas de la zona conocida como Bonares, inmigrantes de asentamientos de las zonas de Las Madres y Las Posadillas, personal del INTA y el Centro de Cría en Cautividad de El Acebuche, donde falleció un lince. La infraestructura más dañada fue el citado camping, que quedó asolado y que reabrió sus puertas un año después de este siniestro.
Rápidamente aquella mañana de domingo se instaló el Puesto de Mando Avanzado en Mazagón, al que acudieron varios representantes políticos como la entonces presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, o los exministros del Interior, Juan Ignacio Zoido, y la de Empleo, la onubense Fátima Báñez, así como el exconsejero de Medio Ambiente, José Fiscal, y alcaldes de la zona, que iban informado a la prensa de la situación, momento en el que nadie "descartaba el factor humano".
El fuego se dio por extinguido el 4 de julio de 2017 gracias a la rápida actuación de los 700 efectivos, entre bomberos forestales del Plan Infoca, agentes de medio ambiente, la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIFF) y de la Unidad Militar de Emergencia y, dos meses después, la citada BIFF apuntó en su informe como causa del citado incendio a una "negligencia por descuido" de una carbonería de la zona, así como que un día después del inicio del fuego desde la empresa se envió maquinaria pesada para realizar "movimientos de tierra".
En cuanto a la causa judicial, que lleva el Juzgado de Instrucción número 2 de Moguer, la instrucción aún no ha finalizado y se siguen practicando diligencias constando como investigada la citada carbonera con más de 200 perjudicados.
SITUACIÓN AMBIENTAL
En un principio, en los primeros meses la Junta de Andalucía invirtió en total unos 720.000 euros en obras de emergencia, complementadas con las actuaciones financiadas por el Ministerio de Transición Ecológica, a las que se destinó un millón de euros.
En primer lugar, se desarrollaron tareas vinculadas a la seguridad de las personas --retirada de árboles con riesgo de caída en zonas transitadas o retirada de pasarelas, entre otras-- y, posteriormente, otras centradas en el freno de la erosión y la protección de árboles vulnerables y ya el pasado otoño, más de un año después porque los expertos recomendaron esperar a que la naturaleza actuara por sí sola, comenzaron las actuaciones previstas para la restauración de la zona afectada con la repoblación de unas 1.000 hectáreas iniciales con una vegetación más resistente al fuego.
En concreto, las principales variedades vegetales que se están plantando serán autóctonas conformando un mosaico natural que suponga una garantía de más resistencia al fuego. Se trata de semillas que han germinado en viveros andaluces y que son de armería, coscoja, palmito, alcornoque, enebro, sabina, camarina, barrón, acebuche y lentisco.
En total se está interviniendo en 7.647 hectáreas de superficie forestal con la plantación de especies de alto valor ecológico, vegetación autóctona, propia del bosque Mediterráneo y adaptada al terreno en una restauración, que se está realizando siguiendo las directrices del grupo de trabajo científico-técnico que se creó para recuperar la zona cuando todavía el fuego estaba activo.
Precisamente, el pasado lunes se inció la reposición de la pasarela de madera en el sendero de Cuesta Maneli, así como del mirador sobre el acantilado y la escalera del acceso a la playa. En este proyecto se incluyen elementos necesarios para el uso público, como aparcamientos para personas con movilidad reducida, merenderos y descansaderos con bancos.
Cabe recordar que la Junta de Andalucía impulsó un nuevo proyecto, financiado con fondos Feader, para el seguimiento de la respuesta del medio natural tras el incendio, en el que, en paralelo al proyecto de restauración, se está acometiendo el levantamiento de indicadores sobre riesgos de erosión eólica e hídrica, sobre especies indicadoras de flora y fauna, estado de conservación de Hábitats de Interés Comunitario, aparición de exóticas invasoras, entre otras.
La respuesta de la ciudadanía fue masiva y solidaria y desde el primer momento quiso colaborar para recuperar un enclave tan emblemático como este. De hecho, durante estos dos años se han conformado varios grupos de voluntarios que han trabajado en la zona en distintas campañas acompañados de monitores especializados. A su vez la Junta tiene programada la puesta en marcha de varios programas de sensibilización y educación ambiental para la conservación de la biodiversidad en el área afectada y en Doñana.