Hacen bien las organizaciones agrarias en hacer una llamada a la prudencia porque la climatología puede aún jugar su papel, lo que no cabe es la alarma
El olivar jienense está a la espera de una excelente cosecha, no será récord porque seguramente no llegará a eso, pero el aforo presentado ayer por la consejera de Agricultura, la paisana Elena Víboras, que se estrena en ofrecer los datos de esta previsión, que normalmente suelen atinar con la realidad, fruto de la experiencia de muchos años realizando esta tarea, no dejan lugar a la duda en el sentido de que será una gran cosecha, y esto hay que considerarlo muy positivo para Jaén porque los problemas que tiene el sector tendrá que tratar de resolverlos y buscar los mecanismos que ayuden a que una buena noticia como es una campaña abundante no se vuelva en contra de los intereses del mundo olivarero. En una situación de crisis, con la rémora de unos años duros para el olivar jienense, en principio una cosecha de óptima para arriba es un alivio para el conjunto de la economía jienense, que supone colocar buen aceite en el mercado y seguir abriendo expectativas hacia el oro líquido, y, por descontado, a diferencia del pasado año, representa empleo, mano de obra de la tierra que tendrá que realizar la tarea de recogida durante los próximos meses, todo lo cual, unido, ofrece un panorama de cierto optimismo porque para Jaén no es lo mismo una campaña que otra, no se gasta con la misma alegría con una producción de aceite baja como el último año, que cuando las condiciones naturales permiten una respuesta como la que se prepara en nuestro bosque olivarero. Hacen bien las organizaciones agrarias en hacer una llamada a la prudencia porque la climatología puede aún jugar su papel, lo que no cabe esta vez es la alarma.