Una tesis doctoral dirigida por las Universidades de Jaén y Granada, junto a la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía, muestra que la personas mayores de 65 años que reciben atención y viven en sus domicilios tienen una esperanza de vida muy superior a las están internas en residencias.
En concreto, la atención residencial incrementa el riesgo de morir un 55% frente a la atención en el domicilio ajustando variables tan importantes como la edad, el nivel de dependencia, las condiciones clínicas y el sexo.
En la investigación, defendida por Sandra Pinzón Pulido, investigadora de la Escuela Andaluza de Salud Pública en el Programa Interuniversitario de Doctorado de Ciencias de la Salud en la Universidad de Sevilla, la población estudiada se compuso de 200.039 personas en total, 71% mujeres.
Según este estudio, la mayoría de los hombres y mujeres mayores de 65 años inscrito en el registro de la dependencia prefieren seguir viviendo en sus casa.
El análisis de la mortalidad mostró que las mujeres que viven en residencias tienen un 52% más de riesgo de morir, y que el riesgo se incrementa un 5,5% por cada año de edad en las mujeres.