El reloj monumental que corona la fachada principal del Palacio Provincial está siendo objeto de un proceso integral de restauración para garantizar el buen funcionamiento de uno de los relojes históricos de la ciudad de Jaén y que en 2015 cumplió un siglo de vida. La Diputación de Jaén ha sufragado el coste de la reparación de este elemento distintivo que entre los años 80 del pasado siglo y 2008 formó parte del logotipo de la propia Administración provincial. “Ha sido y es un símbolo de la Diputación Provincial de Jaén, de hecho, durante décadas ha sido el elemento por el que se ha conocido a esta institución y esta provincia fuera de nuestras fronteras en carteles, folletos, publicaciones o presentaciones públicas. Un reloj monumental que con el paso del tiempo requiere de unos cuidados especiales para que su maquinaria siga marcando el tiempo con la precisión necesaria”, ha señalado el presidente de la Diputación, Francisco Reyes.
La intervención sobre este reloj ha consistido en el desmontaje complejo de la máquina, la limpieza de óxido, el saneado de varias piezas, la sustitución de cojinetes desgastados, el engrase y la compensación de pesas y regulación del movimiento. “Con ciento un años de vida, este reloj que es movido por un mecanismo de cuerda y que es parte del patrimonio de la esta Diputación, volverá a ser testigo de la historia de esta ciudad”, ha destacado Reyes, que ha recordado dos acontecimientos dramáticos, el bombardeo sufrido en 1937 en plena Guerra Civil, o en el terremoto de 1951, que provocaron que se detuviera el reloj a la hora exacta en el que acontecieron ambos sucesos.
Este reloj, como refleja una placa de mármol blanco ubicada en la habitación donde se ubica su maquinaria, fue adquirido por iniciativa del entonces vicepresidente de esta institución y también alcalde de Villacarrillo entre 1907 y 1909, Tomás Serrano Sanmartín, e inaugurado el 18 de enero de 1915. Su instalación se realizó sobre una torre metálica creada en sintonía con las construcciones de la época. El mecanismo, cuyo coste total ascendió a 1.935 pesetas, fue adquirido en Madrid, en la Casa Jorge Guillermo Girod, emblemático taller en el que se fabricaron otros muchos relojes monumentales, como es el caso del que se puede ver en la Casa Encendida de la capital de España.
El especial interés de la Administración provincial de la época por este reloj hizo necesaria la creación de una figura encargada de su cuidado y mantenimiento: el relojero. El linarense José Brandi Espinosa fue la primera persona que ocupó este puesto, entre 1916 y 1938, sucediéndole entonces Florentino Martínez Sanmartín, natural de Villacarrillo. Este cargo no existe actualmente, siendo el equipo de mantenimiento el encargado de su cuidado.
Desde su instalación han sido necesarias algunas reparaciones de envergadura, como la realizada en el año 1929, con la que se solventaron algunos daños causados por un fuerte temporal; o la sustitución del cable que sostenía las pesas, ejecutada en 1947. Con la restauración llevada a cabo en la actualidad, que ha supuesto una inversión de 12.700 euros, se garantizará el buen funcionamiento de este reloj que forma parte del imaginario colectivo de Jaén y su provincia.