Investigadores del Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba, en colaboración con el de Ciencias Agroforestales de la Universidad de Sevilla, el IFAPA ‘Venta del Llano’ de Jaén y el Centro Tecnológico del Olivar y el Aceite (Citoliva) han comprobado la incidencia del cambio climático en cultivos de campos de olivos. Tras simular las condiciones de un aumento de temperatura de cuatro grados en dos variedades de aceituna, los expertos concluyen que se produce una reducción de la cantidad de fruto, se adelanta la maduración y se reduce la pulpa, por lo que se obtiene menos aceite. Se trata del primer estudio que analiza en campo los cambios en cada etapa del desarrollo del olivo relacionados con las variaciones de temperatura. “Hemos generado el gradiente máximo de temperatura que se espera en la cuenca mediterránea mediante la utilización de cámaras de aire a cielo abierto”, señala la investigadora María Benlloch-González. Los resultados evidenciaron la influencia del aumento de temperatura en el cultivo en varios aspectos. “La floración se adelanta y, por tanto, el inicio del periodo de maduración; sin embargo, el tiempo que transcurre hasta que está maduro es mayor”, añade Benlloch-González.
Los investigadores apuntan que, aunque se han producido variaciones en las condiciones dependiendo del año agrícola, se obtienen pautas comunes. En los resultados aparece que, como promedio, existe un adelanto de 2-3 semanas de la maduración, y una prolongación de unos 10 días del proceso. Una consecuencia observada por los expertos relaciona la parte comestible con la que no de la oliva. “El tamaño del hueso de la aceituna no varía, pero sí el de la pulpa”, explica la ingeniera agrónoma. La proporción entre uno y otra baja una media de diez puntos, en torno del 50% al 40% para las tres cosechas. Otra de las apreciaciones apunta a que los olivos crecen más cuando la temperatura media es 4 grados más cálida. Para llegar a esta conclusión, midieron el diámetro del tronco, que resultó un 10% superior. Asimismo, los restos de poda aumentaron prácticamente el doble, con una media de 10 kilos por árbol frente a los 5 de los olivos a temperatura ambiente. La investigación continuará para resolver por qué la respuesta es diferente en las aceitunas picual y arbequina el cambio de temperatura, por ejemplo, o en cuanto a la proporción de fruto que se cae. También se producen cambios en la pigmentación de la piel, ya que las olivas a mayor temperatura ambiente no adquieren de forma tan intensa el color de maduración, más oscuro. Por tanto, el agricultor no cuenta con la principal pista para iniciar la cosecha. En el futuro el grupo de investigación abordarán las variedades hojiblanca y manzanilla.