Mujer sensible en lo material, con el patrimonio; pero también en lo inmaterial, con la música y la poesía, es Historiadora del Arte, poeta y cantautora, una jiennense involucrada con el Jaén que vio desde niña y que quiere seguir disfrutando, lejos de residir en una ciudad que pierde identidad y su riqueza patrimonial. Alicia Herrera (Beas de Segura, 1992) siempre se sintió atraída por lo patrimonial. “Es algo intrínseco”, dice.
Graduada en Historia del Arte por la Universidad de Jaén, prepara su doctorado en el Programa Interuniversitario, y su interés gira en torno a la gestión cultural, la defensa del patrimonio y el uso social de los espacios públicos urbanos. “El arte y la cultura transforman la ciudad”, afirma, a la vez que asegura que en Jaén “se celebran muchos actos culturales, pero todo institucionalizado”. Dice: “Las administraciones apuestan por la cultura, pero hay iniciativas privadas que no surgen porque no tienen medios ni espacios. Hay gente emergente y ávida de hacer cosas, pero las administraciones las dejan atrás”.
De niña prefería conocer la historia de su ciudad y de las que visitaba, acercándose a los monumentos y rincones emblemáticos. “No se respeta el patrimonio porque no se educa para ello. No es piedra, es un lugar con memoria. La Historia del Arte me ha dado armas para defender el patrimonio, para poner en valor los bienes muebles e inmuebles, materiales e inmateriales, históricos y artísticos que tenemos en las ciudades y no se tienen en cuenta”, reconoce.
Y eso ha hecho siempre y, desde hace dos años, con el colectivo ‘Iniciativas. Andamios por las ideas’, como responsable del área de Patrimonio. Su carta de presentación fue su activismo contra la obra de remodelación de ‘Deán Mazas’. Las plazas son un espacio que ha estudiado, señalando su evolución hasta convertirse en lugares “inhóspitos”.
Dice: “Las plazas están llenas, pero han perdido su carácter de ocio, vecindad y tertulia. No son atractivas, con bancos mal puestos, si acaso un arbusto y muchos bares. Quedamos en las plazas para ir a los bares y ése es el paradigma que hay que cambiar. Estamos a tiempo de hacer una ciudad sostenible y que se pueda disfrutar. Las plazas han de ser lugares de encuentro. Si la plaza es bella, el alrededor también lo será”.
Señala que el patrimonio monumental de la capital “no está en su mejor momento”. Recuerda: “En poco más de quince años, Jaén ha perdido mucho patrimonio y está repercutiendo en cómo están las calles, los parques y jardines. Un paseo por el eje del casco antiguo es triste, por la suciedad y abandono de la zona. Quienes defendemos el patrimonio pensamos que somos indolentes, pero es una situación que se extrapola a otras ciudades”. Pide a las administraciones que “se pongan las pilas y no traten el patrimonio para vender Jaén y atraer turistas”. Ejemplifica: “Jaén tiene mucho que explotar, pero no lo hacen bien. Piensan que restaurar la iglesia de San Miguel no va a servir para nada porque no va a atraer turistas, cuando hay que conservarlo para que en Jaén perviva esa huella gótica”. Desde 2011 está afincada en la capital, “una ciudad que está perdiendo identidad porque está imitando modelos urbanísticos que utilizan materiales neutros, no acordes con el entorno”. Dice: “Cuando todo se llena de granito gris, los bancos son minimalistas y los árboles elementos decorativos, ese espacio es duro. Deán Mazas es un ejemplo, pero también la plaza Los Rosales o Roldán y Marín. Jaén ha pasado de ser una ciudad con encanto, a una capital sin personalidad”.
Escribe poesía desde los 13 años y, a los 17 hizo suya una guitarra arrumbada en su casa y empezó a tocar, iniciándose pronto en la composición, como cantautora, poniendo voz y música a temas sociales, haciendo sonar la realidad de las mujeres o de los inmigrantes. De hecho, ha formado la Asociación Ateneo Literario ‘Ndeye’, con poetas y cantautores que acercan el drama de la inmigración, desde la perspectiva de una mujer senegalesa.
Como poeta participará en la Antología de la Asociación Sierra Morena Poesía. “Para escribir poesía y componer me dejo llevar por las emociones. Necesito tocar. La poesía es el lenguaje del alma”, reconoce quien desde 2016 no ha parado de conmover. “Lo más bonito es el acercamiento con el público”, afirma.
El viernes actúa en el 43º aniversario de los abogados de Atocha (CCOO), en el Aula de Cultura de la Diputación, a las 10:30 horas.