Queremos indagar antes del gran día cómo fue todo. ¿Cómo viviste tu presentación?
–Esto es un proyecto que piensas y dices algún día... Pero un día antes de irme para Madrid, hablé con mi Hermano Mayor Juan Antonio y me preguntó si me gustaría ser el pregonero para presentar una candidatura. Le dije que sin problema. Yo venía de una etapa en el extranjero, en Roma y venía muy renovado de ciertas ideas, ciertas cosas y tenía ganas de darlo est e año y me veía capacitado para ello. La Junta dio su visto bueno, los hermanos mayores votaron y se dió esa noche.
¿Cómo fue que en el mismo día de tu nombramiento echara a andar el Consejo Local de Hermandades?
–Ver a gente que me han visto crecer, -mi madre aparte-, a Coco, a Paco Bonhome, Dani, Paco Muñoz,... son personas que nos conocemos de siempre y fue un momento muy bonito. Ver tanta gente que quieres y que te quiere con locura... no se puede pedir más.
¿Cómo fueron esos primeros pasos a la hora de comenzar a escribir el pregón?
–No tenía nada preparado. Pero tenía un esquema de lo que quería contar. Desde octubre hasta aquí las ideas principales han cambiado muy poco.
¿Cómo fue ese proceso creativo?
–Me gusta leer y formarme. No suelo tomar apuntes pero esa información va cayendo poquito a poco dentro de mí. Se va quedando en la mente. Ver muchas imágenes, muchos cuadros, muchas esculturas... y eso es lo que te enriquece por dentro. O al menos esa es la vía en la que me siento más cómodo. Con la Biblia justo al lado del cuaderno. Y es en ese momento cuando dices “Ahora hay que sentarse y escribir algo digno para Rota”. Pero antes hubo un proceso de trabajo de campo de reflexión, de ir mucho a misa, nutrirse de la liturgia y ha ido saliendo.
¿A mano o te has apoyado de las nuevas tecnologías?
–No es lo mismo la palabra escrita que la palabra hablada.Por ejemplo, había muchos conceptos que me gustaban mucho cómo sonaban, a la hora de hablarlo -y sobre todo yo que me trabo cada dos por tres (risas)- pues había que utilizar algunas palabras. Eso va corrección tras corrección. Hay tres filtros: cuaderno, folio y pantalla.
Aún así, has estado lejos de tus titulares, ¿Cómo te has refugiado en ellos?
–Ha sido muy duro. Cuando te preguntan si disfrutaste escribiendo el pregón, no se disfruta. Hay que dar la talla. Hay que hacer algo muy digno y muy solemne. Para mí ha sido estar completamente desnudo. Vivo en Madrid, el pregón casi ha estado escrito este último fin de semana aquí en Rota porque me hacía falta pero ha sido todo escrito en Madrid. Ha sido toda la desnudez absoluta porque no tengo mi capilla, no tengo mi templo, mi gente...Eso te hace vulnerable y hace que el discurso sea sincero y veraz. Muy complicado escribirlo fuera de la patria.
Te habrás refugiado en estampitas...
–Sí, siempre llevo una estampita con un trocito de saya para tenerla más cerca. Pero nosotros tendemos siempre a la imagen . Si no tenemos esa imagen delante, nos cuesta. Entonces, en Roma aprendí mucho que María es María. No es solamente la que tenemos en la capilla , que eso es un retrato, una imagen, sino que ella siempre está allí. Aunque no tenga su corona y su manto, sigue estando ahí.
En estos meses, el respaldo de muchas personas habrá sido esencial ¿Cómo ha transcurrido el proceso?
–El pregón no es solamente mío. El apoyo , los mensajes...no es necesario que te pregunten... ya no es solamente “oye, cómo va el pregón”, sino el hecho de quedar y tomarte un café eso también es apoyo. Lo he hecho en soledad pero la parte más teológica ha ido a Roma. Allí están los más loados de las diócesis de España. Ese buen trato y ese buen gusto que tienen ellos me hacía falta a nivel teológico y espiritual para que me corrigieran esa parte. A Rota también ha llegado . Joaquín Arévalo ha escuchado el pregón como pregonero que fue y Eva Cobos, mi presentadora y madrina, también. Son personas en las que confío. También era necesario que fuera corregido por personas que no han visto el proceso pero que sí han visto po co a poco los resultados.