Los resultados no eran buenos, pero cuando a María la pediatra de su hijo de seis años se los confirmó, casi se sintió aliviada. Al fin daba con las causas de los dolores de cabeza y de estómago frecuentes que el menor lleva meses soportando. Ácaro, olivo, humedad (hongos), gramíneas, alimentos específicos como la clara de huevo, soja y cacahuetes, legumbres…la lista no podía ser más diversa ni variada. Tocaba derivarlo al especialista, en este caso al alergólogo, para someterlo a un tratamiento específico.
Su sorpresa llegó cuando llegó la hora de coger cita en el centro de salud para la Unidad de Alergología y Neumología, en las consultas externas del Hospital de Jerez, le dieron la fecha: el 7 de junio. No se lo podía creer. “Estamos hablando de que tengo que esperar ocho meses para que a mi hijo, que se encuentra mal, lo vea un alergólogo. ¿Qué hago hasta junio? Porque su pediatra me manda un jarabe genérico, pero no me puede poner ningún tratamiento”, relata visiblemente molesta a VIVA JEREZ.
Las explicaciones que le dio el trabajador de administración de las dependencias sanitarias no lo arreglaron. Al contrario. “Me dijo que esta especialidad no es de las más urgentes –no tiene el límite de 60 días que contempla el decreto de garantía de demora-. “Pero mi hijo tiene muchos dolores de cabeza y de barriga”, le replicó ella, emplazándole este empleado a que lo llevara a su pediatra “si le duele algo”. “Le dije que precisamente era su pediatra la que me había recetado ibuprofeno y me había derivado al alergólogo, que es quien lo que tiene ver, pero nada”, expone.
Entre tanto, dudas sin resolver, pues hay alimentos “que no están tan claros” y que “le pueden caer mal” y más de medio año sin resolverlo a menos que se vaya a un especialista privado, lo cual se está planteando muy seriamente. “Mi hijo es propenso a la laringitis y cada dos por tres se queda sin voz, y eso puede estar relacionado con la alergia, me dice su pediatra. “¿Esperamos ocho meses así, o qué hacemos?”
