Este próximo martes la
Asociación Hostelería de Jerez celebrará su anual cena de
homenaje y reconocimiento a profesionales de este sector que son merecedores de ello por su labor, trayectoria y profesionalidad. Este año, los reconocimientos recaen en
Juan Caro Muñoz, de Restaurante Casa Juan,
Arturo Ojeda López-Cepero, del Bar Arturo y a título póstumo a
Salvador Rodríguez Barroso de la Venta La Carreta y a
Francisco Benítez Morales, de
Restaurante Don Pepe.
Este último, por ejemplo,
comenzó a trabajar en el Mesón La Cueva, en donde estuvo casi 15 años antes de
aventurarse a abrir su negocio en el año 1988 y que todavía hoy sigue siendo un referente en la ciudad. Lo hizo de la mano de
su hermano Pepe que se encuentra “
muy contento” por el homenaje que van a hacer a su hermano Francisco, fallecido hace diez años. “Es algo que
se merece. Para mí es un orgullo que le hagan ese homenaje a mi hermano. Él estuvo
toda su vida en la hostelería y yo siempre estaba pegado a él, que soy más pequeño. Me ha encantado que se acuerden de él”.
Comenta Pepe que cuando la asociación se pone en contacto con él para comunicarle este reconocimiento se puso “especialmente contento” porque “no dudé un segundo. Estoy de acuerdo con que se haga esto porque
llevaba mucho tiempo en el gremio”. Además, entiende que es “importante” este tipo de gestos porque “
los recuerdos no se olvidan”. Igualmente, reconoce estar “
nervioso” porque “son muchos recuerdos y
va a ser muy emocionante. Lo que no quiero es que se olvide.
Cuando una persona se olvida es mala señal. Él hizo siempre el bien y hemos estado siempre muy unidos. Gracias a Dios por eso estamos aquí”.
El Restaurante Don Pepe
cumple 35 años abierto y cuando su gerente echa la vista atrás cuenta que los inicios fueron “durillos porque al principio
no tienes un duro y todo cuesta mucho trabajo. Los proveedores que nos conocían de La Cueva nos apoyaron mucho”, pero eso no impedía que esos comienzos fueran difíciles. Ponía de ejemplo que “cuando íbamos a la plaza a por pescado, el ‘Chaqueta’ nos lo dejaba fiado. A lo mejor íbamos un viernes y le pagábamos el martes. Nos costó un poco de trabajo, pero
todo salió adelante”.
Y la clave del éxito para que el negocio siga abierto 35 años después es “
echarle muchas horas. Levantarte muy temprano a diario, ir a
mirar el material y lo que no te guste, echarlo para atrás. Si no le echas horas, no sale adelante. Hay que
pelear mucho por los materiales como el
jamón, el queso o los langostinos”. Y además, “tener
un personal muy bueno. Yo tengo gente aquí que lleva más de 27 años trabajando. Al final somos
una gran familia y eso es clave para esto”.
Uno de los focos lo pone Pepe en “
no equivocarte nunca con el jamón, es algo que se aprecia mucho aquí. Tener calidad ante todo”. Aunque también es importante “la
simpatía con el cliente. Hay que estar siempre riéndose aunque no se tenga un buen día. Da igual el problema que tengas,
que el cliente no te vea preocupado. Si la gente me pregunta,
yo siempre estoy de lujo”.
Esa forma de trabajar ha provocado que “tengamos clientes muy antiguos que vienen desde la época en La Cueva. Tengo a clientes de 76 ó 78 años y ahora
a los que tengo detrás es a los hijos, las generaciones que vienen nuevas. Muchas veces vienen y me mandan recuerdos de sus padres y yo les pregunto cómo están. Y eso es lo que hemos procurado siempre, que
los niños de los clientes mayores estén ahora en el restaurante”.
En todos estos años ha habido todo tipo de momentos. Pepe se queda “con
los buenos recuerdos que tengo con mi hermano. Como en el 92, que montamos la caseta de Feria. Fue un año de grandes recuerdos”. Aunque también ha habido lugar para los más duros como con la pandemia: “Tener un negocio que genera mucho dinero
cerrado durante tres meses fue algo muy complicado. Pero gracias a Dios se ha podido salir adelante”.
Merecidos homenajes a grandes profesionales
La cena homenaje y de entrega de los reconocimientos tendrá lugar este martes 7 de noviembre en la Sala Bereber. En el transcurso de la misma, además de a Francisco Benítez de Don Pepe se reconocerá a otros grandes hosteleros de la ciudad como Arturo Ojeda López-Cepero, del Bar Arturo, en Picadueñas y que lleva
abierto desde el año 1961. También estará presente Juan Caro Muñoz, que ha llevado muchos negocios en Jerez. Gran parte de su vida profesional la pasó en El Puerto de Santa María y hace unos años
volvió a Jerez para montar Casa Juan y este año
se ha jubilado. Por último, también se homenajea a título póstumo a Salvador Rodríguez Barroso, de la Venta La Carrera que
fallecía este año. Cuando apenas había salones de banquetes en Jerez
muchas bodas y comuniones se celebraban allí. La Carreta, en la carretera de la Ina permanece
abierto desde 1973.