La casa de María Vargas en Jerez no es tan grande como la que tenía en Madrid pero sí que es suficientemente amplia para albergar sus múltiples trofeos, reconocimientos y fotografías: es su pequeño museo. Desde que nació (abril de 1947), dice que “ya cantaba, porque en mi casa el cante siempre era algo cotidiano”, y a estas alturas, con toda una carrera brillante en la que ha compartido la época gloriosa del flamenco con
Juan Talega, Mairena, Caracol, La Paquera o “mi prima La Perla” sigue sintiendo nervios cuando se sube al escenario.
En principio, ¿cómo está María?
Estoy divina. ¿Tú cómo me ves? Estoy tranquila aquí en Jerez y con mi Sanlúcar cerca, que voy y vengo conforme me apetece. También de vez en cuando subo a Madrid porque tengo allí a mis hijos, a mis nietos y a muchos que ya no están. Todos sabéis que mi vida artística y personal se ha desarrollado en Madrid
Y ¿por qué Jerez para vivir ahora?
Aquí hay mucho ambiente flamenco y la capital ya no está como antes. Tampoco quise irme a Sanlúcar porque aquí tenemos el tren cerca, cualquier acto al que pueda acudir lo tengo a mano… mi día a día es el cante, aunque no haya tanta actividad, y mi cocina. Me encanta estar haciendo de comer para los que quieran, invitar a los amigos y a veces hago demasiado. Mis niños me llaman por teléfono y me dicen ¿otra vez en la cocina?
Dice usted que la actividad ha bajado… ¿ha cambiado demasiado todo?
Un poco sí. Llevo un año que profesionalmente no hago nada porque tuve un pequeño contratiempo de salud, pasé por quirófano pero salí de eso, con fuerzas y con la voz muy bien. Mi cirujano me ha dicho que para adelante y sí, me gustaría estar en más escenarios pero tiene que interesarme, que yo esté a gusto, que económicamente merezca la pena porque cuido la dignidad que hay que tener como artista.
Entiendo que su mente no deja de pensar en qué proyecto pueda llegar para ilusionarse…
Verdaderamente tengo muchas ganas de grabar un disco. A ver, pero no quiero grabar por grabar. Yo he tenido la suerte de estar acompañada de los mejores maestros en mi juventud, grabé con Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, los Morao, los Habichuela… eso es insuperable. Pero creo que en estos momentos pienso y siento de otra manera y eso quiero plasmarlo. No pretendo hacerlo como si se tratase de una carta de presentación, ya todo el mundo me conoce y no necesito eso. Me gustaría grabar un disco con mis conocimientos y sentimientos de ahora
¿Qué pretende dejar grabado entonces?
Pues hay algunos cantes que creo que deben quedarse recogidos. Aunque yo he tenido predilección por Terremoto o Caracol, mi maestro ha sido mi padre. En mi corazón sigue sonando lo de mi casa, lo de mi padre y lo de mi abuelo. Lástima que antes no pensara en grabar algunos de estos cantes en la voz de mi padre, él no fue profesional pero ese sonido lo tengo yo muy metido en mí entonces quiero que se quede grabado como la seguiriya. Además acordarme de las romeras, las cantiñas de mi tierra, tangos de Cádiz…
Suena interesante, ¿cómo que nadie ha apostado por ese proyecto?
Sí que hemos estado hablando con algunos como José Gallardo, que esa familia es la mía porque Antonio siempre me acompañó, o con Luis Terry, que somos amigos desde hace muchísimos años… pero la verdad es que no se ha empezado nada. Insisto, si grabo es para superar lo que está ya hecho, con categoría y con una buena presentación.
Sigue usted mostrando un pundonor difícil de encontrar…
Yo subo al escenario y me está temblando desde la uña del pie hasta la cabeza. Tengo mucho respeto al público, al escenario y a mí mismo. Ahora hay muy buenos artistas pero es cierto que no tienen ese sello como antes se tenía. Tú escuchabas a La Paquera y no se parecía a nadie, igual con mi prima La Perla o Fernanda y Bernarda. Hoy día no es que sean malos o peores pero ese cante gitano no tiene tanta fuerza como antes.
Curiosamente usted sigue asistiendo a esos recitales de jóvenes y los apoyas.
Yo en ese sentido disfruto escuchando a los nuevos valores, no me creo más que nadie y no quiero que me traten como si fuera la número uno. Prefiero que me valoren como buena persona que es lo importante.
¿Y quién no quiere a María Vargas?
Bueno ahora tengo que decir que todo el mundo me da mi sitio en Jerez, que donde entro me atienden, me aprecian y estoy muy agradecida. No fue así al principio cuando volví a aquí, todo había cambiado mucho y los de mi época no estaban. Poco a poco me han ido conociendo más y estoy muy feliz.
Entiendo que con los presupuestos que manejan las peñas y algunos festivales le den corte llamarla para un caché no a su altura, ¿puede ser ese el factor por el que no actúa más?
A ver, yo he hecho muchos favores y no le he dado importancia al dinero. Luego he visto que no he tenido compensación por otro lado, por lo que ahora pido lo que creo que tengo que cobrar. No me hace falta el dinero aunque a nadie le amarga un dulce, pero no creo que deba cantar por nada y menos.
Recuerda aquellos caché que se manejaban en otros tiempos y nada tiene que ver, ¿no?
Hace poco veía un cartel con los caché de mi época y estábamos ahí en lo más alto. Yo soy de corazón, me entrego con todo el mundo y no intento que las cosas sean como antes. Mi padre me decía ‘titi’ date un poquito a valer y yo soy muy sencilla.
Bueno, pero los reconocimientos han llegado.
Sí, ahí ven ustedes la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, la Copa Jerez, la de Reina de los Juegos Florales de Jerez, me nombraron Dama Cabal de la Orden Jonda-Jerez, tengo la Placa de Oro Philips concedida por la Cátedra de Flamencología de Jerez, el Premio Nacional de Córdoba, el Galardón VIII Leyenda del Flamenco en Venta de Vargas…
Y esas fotos que cualquier quisiera tener como la que sale con Lola Flores.
Lola y yo fuimos muy amigas. Lola quitaba el sentío como artista y como persona. No había un artista en Madrid que cuando tuviera un problema no fuera a comer a casa de Lola. Ella era mi ídolo, le gustaba la gracia y se rodeaba de la gente con arte. Tengo muchas anécdotas con ella.
Para terminar, en 2024 se conmemoran los veinte años sin La Paquera, ¿cómo era ella?
Hemos estado mucho tiempo juntas. Estuvimos dos meses ella, Farina y yo en el Teatro La Latina. Nos admirábamos mutuamente. Ella iba a escucharme a Bajo Guía cuando yo aún no cantaba en público y le gustaba que le hiciera la salida esa de mi padre “tiritiriiiii”…