Las Niñas de Cádiz pondrán en escena el viernes día 2 de febrero en el Teatro Villamarta su espectáculo Las bingueras de Eurípides, donde un grupo de mujeres se reúnen por las tardes en torno a un bingo clandestino. Con el humor como forma de entender la vida, la obra fusiona el flamenco y el carnaval gaditano para presentar un mundo tan cotidiano como delirante.
En un local semioculto de un viejo barrio, un grupo de mujeres, lideradas por la misteriosa Dionisia, se reúne por las tardes en torno a un bingo clandestino. El juego, en realidad, no es más que un pretexto para juntarse, merendar, contarse sus penas, compartir sus alegrías y preocupaciones y huir de una realidad triste y monótona. Sin embargo, hay un policía que está empeñado en hacerles la vida imposible, permaneciendo siempre al acecho para cerrarles el local con el pretexto de que se trata de un bingo ilegal. Ellas buscarán la manera de evitarlo, pero en el camino surgirán sorpresas y encuentros inesperados.
A nivel dramatúrgico, Las Niñas de Cádiz vuelven al verso como generador natural de ritmo y tensión. En la escena alternarán las estrofas cultas y las populares, las canciones surgidas al hilo de la narración, las interpelaciones directas al público, la espontaneidad y la frescura, envueltas en el aura mágica de la mitología. En palabras de Ana Segovia, autora del texto e intérprete de la compañía, en Las bingueras de Eurípides, bajo la dirección de José Troncoso, “nos centramos en la eterna lucha entre lo apolíneo y lo dionisíaco, entre el orden represor encarnado por el policía y la permisividad y la laxitud de Dionisio, el dios de los placeres y el exceso”. Se trata de una “libérrima” versión de Las Bacantes del autor griego, donde se enfrentan las férreas instituciones del patriarcado y el pequeño mundo de las reuniones íntimas en las que las mujeres “procuran divertirse” y colisionan con ese mundo masculino “en un enfrentamiento que sólo puede acabar de manera trágica, tal y como sucede en el clásico de Eurípides”.
El espacio escénico y el vestuario remiten al espectador a Las hilanderas de Velázquez, con mujeres sencillas en su realidad cotidiana en primer término y, al fondo, una escena mitológica: Aracne desafiando a la diosa Atenea. Con ello, Las Niñas de Cádiz consiguen amalgamar el mundo terrenal con la dimensión mitológica.